Las rutas no son basureros

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Esto no es algo nuevo, el tema es recurrente: en nuestro país no existe la concientización sobre el tratamiento que los ciudadanos debemos dar a la basura. No separamos, muchas casas no cuentan con basureros en forma ubicados en las veredas, muchísimas localidades no cuentan con recolección y la mayoría de los municipios no cuenta con un plan formal de tratamiento de las basuras.

Pero para no desesperar mirando el todo del problema, vayamos a una de sus aristas que está directamente relacionada con la falta de educación de los conductores –y su responsabilidad como tales– y sus acompañantes: arrojar basuras desde los vehículos.

Causa vergüenza, poluye el ambiente, afea la imagen del país y crea riesgos en el tránsito vehicular, pero lo cierto y concreto es que la gente arroja sus desechos desde los vehículos a las calles/rutas, ¡y lo hace sin rubor alguno! Ya sea desde vehículos particulares o de transporte público, es un hecho normal y cotidiano que las botellas de gaseosa, latas, bolsas de plástico y –¡socorro!– pañales en desuso vayan a parar a la calle, con suerte, se arrojan hacia el lado de la banquina, en otras –Dios nos guarde– del lado del tránsito.

Somos el único país de la región que practica esta costumbre, y sería tan fácil corregir esto incluyendo el punto en la educación básica primeramente y desde luego repartiendo panfletos sencillos e instructivos en los puestos de peaje, al estilo brasilero: Educando a los niños se educa a los padres.

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Ojalá estas reflexiones encuentren eco y podamos en la brevedad empezar una campaña nacional al respecto.

Paul Grimm