Con respecto a su editorial del 20 de julio de 2016, deseo hacer las observaciones que siguen:
Lo que vemos hoy en la zona del Pilcomayo es solo parte de la consecuencia del fanatismo político que prefirió exiliar a nuestros expertos para apañar las dictaduras de Morínigo, Stroessner y su partido.
El Pilcomayo trata de ir al lado “argentino” porque en realidad trata de volver al cauce que tenía en 1878, donde corresponde el limite de acuerdo al Laudo Hayes.
La Argentina hizo desvíos sucesivos desde los años inmediatos después del Laudo Hayes, llevando el río a donde no corresponde y donde esos desvíos causan colmatación porque la pendiente no es la correcta y natural del río. En 1878, cuando el presidente Rutherford B. Hayes de EE.UU. dictó el laudo que Argentina se comprometió a respetar, el río desembocaba cerca de Villeta, en donde esta hoy día el Riacho Porteño. Ese era el brazo principal (el “brazo sur”) fijado como límite entre Paraguay y Argentina. Las barrancas están todavía allí.
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Clorinda está hoy día en lo que era territorio paraguayo, en “la isla del Pilcomayo“ –entre el brazo norte y el brazo sur, ya que el río se dividía en dos en “las juntas del Pilcomayo”, a unos sesenta kilómetros al oeste del río Paraguay, donde se fundó el Fortín Viejobueno (nombre de un militar correntino muerto en la guerra del 70). Nadie quiere recordar hoy ese fortín porque está hoy día en la provincia de Formosa.
Dicho sea de paso, el Fortín Sorpresa donde murió Rojas Silva también está hoy en la Argentina. El actual Fortín Sorpresa es el Fortín Sorpresa Nuevo.
Quien tenga dudas puede recurrir a los documentos originales que acompañaron al Laudo Hayes y que se encuentran hoy todavía en el Archivo Nacional de los Estados Unidos (College Park, Maryland, Branch). Allí están los mapas y copias de los alegatos. Una referencia hay también en el libro “Misión Cumplida” del Gral. Pampliega (el menciona que los desvíos del Pilcomayo “robaron” al Paraguay unos 4.000 km cuadrados).
El Paraguay debe encarar el problema del Pilcomayo en forma seria, estudiando los efectos causados por los desvíos argentinos, reclamando la fijación del límite donde corresponde (los argentinos son expertos en las reclamaciones de “límites de derecho” versus “límites de hecho” por ej. el caso del glaciar Perito Moreno entre Argentina y Chile). Los desvíos causan la colmatación al forzar al río a cauces que no tienen la pendiente adecuada en vez de la natural.
Pero hay soluciones paliativas más adecuadas que las actuales. La solución final y comprensiva requiere sentido patriótico y dejar de lado el fanatismo colorado, que en este caso es rayano en traición a la patria.
Antonio V. Segovia
