Cómo tranquilizar a su perro cuando va al veterinario

En estas situaciones de estrés, a nuestro animal le pueden ayudar los ejercicios de relajación. "Son apropiados para todos los perros", dice la veterinaria y experta en comportamiento animal Katrin Voigt. Recomienda comenzar con los ejercicios de relajación cuando el perro es aún cachorro.

"Todos los perros se ponen nerviosos o experimentan estrés o miedo en algún momento", dice Voigt. El mejor ejemplo es la visita al veterinario. "Antes se decía que había que ignorar al animal cuando tuviera miedo para evitar que este creciera. Pero esto ni es lo correcto ni debe hacerse", indica la veterinaria alemana.

Lo importante es que el dueño aprenda cómo puede ayudar a su animal cuando tiene miedo. "Los ejercicios de relajación son perfectos para ello", indica Voigt.

Esto es importante sobre todo para perros que vayan a ser empleados posteriormente en alguna terapia de ayuda a pacientes, añade la psicoterapeuta de perros Karin Petra Freiling. "Cuando estos perros trabajan con niños, por ejemplo, deben saber conservar siempre la calma", indica.

En situaciones de estrés, los músculos de los animales se tensan y, a la larga, esto puede causar daños en todo el cuerpo. Una señal de estrés es el jadeo recurrente, las orejas alerta o una mímica tensa, explica la psicóloga y homeópata de animales Patricia Lösche. "Los perros nerviosos reaccionan con frecuencia de forma más agresiva o parecen distraídos cuando se encuentran bajo los efectos de la adrenalina", cuenta.

Otros perros, por el contrario, se quedan petrificados y sin capacidad de reacción, añade Voigt. "Luego hay otros que quieren salir corriendo y escapar", dice.

El entrenamiento para la relajación es una forma eficiente de tranquilizar a los animales, opina Freiling. Quien hace regularmente ejercicios de relajación con su perro está alimentando la confianza del animal.

Acariciarles las orejas es ya un ejercicio efectivo. "Sobre la oreja hay numerosos puntos de acupuntura en los que se refleja el organismo", cuenta Freiling.

Recomienda al dueño del perro sujetarlo con una mano y con la otra, acariciarle la oreja cuidadosamente desde el pabellón hasta la punta. El pulgar, mientras tanto, hay que dejarlo en la parte exterior de la oreja y el dedo índice, doblado, en la parte interna.

Este ejercicio se puede repetir en varias partes de la oreja. "Lo importante es seguir aquí la dirección natural de la oreja y acariciar más hacia el lado y hacia delante que hacia atrás", explica Freiling.

También tiene un gran efecto tranquilizador un ejercicio con el que, con la mano curva, se acaricia al perro desde la punta de la nariz hasta la cola, pasando por la cabeza y la columna.

"Con los perros más miedosos hay que utilizar el dorso de la mano", dice Freiling. El dueño debe sujetar al perro con una mano y con la otra llevar a cabo movimientos suaves y largos. "Hay que estar atento a los cambios del ritmo de respiración y cuidar de hacerlo todo relajadamente, ya que cuanto más relajada esté la persona, mayor sensación de calma transmitirá al animal", indica.

Otro ejercicio consiste en colocar las manos a una distancia de unos cinco centímetros sobre la espalda del perro. "Entonces, con una ligera presión, se juntan las manos, agarrando la piel en esa parte, y se vuelven a llevar a la posición inicial tras unos segundos", detalla. Este ejercicio se puede hacer desde el cuello, pasando por los hombros, hasta donde comienza la cola.

Determinados ejercicios de psicoterapia no solo tienen un efecto tranquilizante, sino que también pueden contribuir a un mejor estado físico del perro. También el cerebro se puede beneficiar de una mejor circulación de la sangre y del estímulo mental. "Junto a ello, el entrenamiento también fomenta la movilidad, la concentración y la capacidad de coordinación", añade.