La mudanza con el gato: consejos y reglas

Los gatos son animales muy apegados al territorio. "Registran cualquier cambio y reaccionan a él. Se irritan, por ejemplo, cuando aparece un nuevo mueble o cuando se cambia alguno de lugar", explica una psicóloga de animales.

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Cuanto mayor sea el cambio, mayor será su reacción a él. Y lo peor que puede ocurrir al felino es que lo saquen del entorno conocido para ponerlo en uno distinto, según Nicole Hubert.

"Por su fuerte territorialidad, una mudanza es un gran estrés para los gatos. Por eso sus dueños deben actuar con mucho tacto y delicadeza", aconseja.

Una mudanza puede provocar, por ejemplo, un cambio de comportamiento brusco en el felino. Puede volverse muy miedoso, sobreexcitado o agresivo. O puede retirarse completamente y esconderse.

Para hacer que la mudanza sea lo más llevadera posible y le provoque el mínimo estrés posible, hay que planear todo con antelación y tener en cuenta algunas reglas.

"La regla principal hay que observarla ya en la fase preparatoria: ante el gato, no se debe hacer mucho ruido y el felino debe tener siempre posibilidad de retirarse a un sitio tranquilo", dice Hubert.

Recomienda para ello una habitación en la que le guste estar y en la que tenga sus cosas: una cestita para dormir y un árbol para arañar. "Si se quiere, se puede poner allí también el transportín, así se irá acostumbrando a él", indica Hubert.

Además es importante ofrecer al gato toda la rutina diaria que se pueda, por ejemplo, darle la misma comida y dejarle salir fuera a la misma hora de siempre en caso de que sea un gato que sale de casa.

"Llegado el día de la mudanza, hay que dejar al gato en la habitación de retiro hasta que todo esté listo", indica la veterinaria Astrid Behr.

Solo entonces hay que meterlo con cuidado en el transportín. "En ese proceso puede ayudar una premio que le guste habitualmente o una golosina para gatos", indica.

Si el gato no quiere entrar en el transportín y se rebela con todas sus fuerzas, algo que no es infrecuente, el veterinario puede recomendar un tranquilizante que ayuda.

"Pero esto no se debe hacer por nuestra cuenta, sino siempre bajo la supervisión del veterinario y solo ante determinadas circunstancias", señala Behr. La medicación no deja de ser algo con efectos sobre el organismo.

Una alternativa más suave a los tranquilizantes son los preparados de plantas. "Por ejemplo, hay gotas de flores de Bach. Las toleran bien y en la mayoría de los gatos hacen efecto", señala Krauss. "Si se empiezan a administrar al gato algunas semanas antes de la mudanza, cuando esta llegue estará más relajado", añade.

Una vez en el nuevo hogar, lo aconsejable es evitar que el gato se enfrente de golpe a todas las habitaciones. Lo mejor es dejar que vaya acostumbrándose poco a poco al nuevo lugar.

"En los primeros días se recomienda que esté en una habitación tranquila para que se recupere de todo el estrés", indica Behr.

Las cosas a la que está acostumbrado le ofrecerán confianza y le hará más fácil acostumbrarse al nuevo lugar. "Lo mejor es no fregar los utensilios del gato durante la mudanza para que mantengan el olor al que está acostumbrado", dice.

Cuando el felino se encuentre ya bien en una habitación y veamos que está relajado es cuando se deja que se acostumbre al resto. "Se trata simplemente de abrir las puertas y él irá descubriendo el resto del hogar por sí solo", explica Hubert.

Que lo haga a la primera oportunidad o tras varios días dependerá del tipo de gato que tengamos.

"Algunos gatos son más retraídos que otros. Obligarlos a entrar en el resto de las habitaciones llevándolos a ellas no servirá de nada, lo que hará será estresarlos más", advierte.

Pero lo que sí se puede hacer es tirar de trucos para que el animal salga de su retraimiento. Por ejemplo, se puede llevar un juguete que le guste especialmente a una habitación o se le puede intentar atraer ofreciéndole desde ella premios para gatos.

También se puede poner allí hierba gatuna, la también conocida como "catnip". Esta ayuda a los gatos a sentirse bien y a relajarse.

"Si nuestro gato es de los que suele salir de casa, tras la mudanza tendremos que esperar un tiempo prudencial para permitirle hacerlo", señala Behr. Si no lo hacemos, correremos entre otros el riesgo de que se vaya a buscar su antiguo hogar.

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