Los animales como terapeutas

Perros, gatos y demás animales de compañía son remedios milagrosos para las personas. La lista de los efectos positivos que tienen es larga: reducen el estrés y con ello también la posibilidad de enfermedades.

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Los perros además mantienen activos a sus dueños porque hay que sacarlos a pasear. Con ayuda de las mascotas, los niños aprenden lo que significa responsabilidad.

En el caso de los enfermos, también los mentales, actúan como terapeutas. Pero todo esto funciona solo bajo una premisa: el dueño debe confiar en el animal.

Así lo formula el catedrático alemán Reinhold Bergler, psicólogo y presidente del Círculo de Investigación sobre Animales de Compañía de Bremen. Quien tenga perros, gatos, pájaros o peces y no tenga miedo de ellos ni de su presencia, obtendrá grandes beneficios.

Que los animales son beneficiosos para las personas no es un descubrimiento nuevo.

Ya en el siglo XVIII había por ejemplo monjes que en un monasterio de York no solo empleaban los rezos para la curación de enfermos mentales, sino que también empleaban ayuda animal.

Los efectos positivos los demuestran ahora muchos estudios. "Tanto personas sanas como enfermas sacan partido de las múltiples facetas de la relación hombre-animal", señala una investigación de la Universidad de Zúrich.

¿Pero qué tienen los animales que ayuda a las personas? La lista es larga. "Los animales abren nuevos mundos", dice Grahan Ford, de la organización alemana "Animales que ayudan a personas".

Los miembros de esta visitan con animales, la mayoría perros, residencias de ancianos, hospitales o guarderías. Las reacciones son por lo general positivas.

Los ancianos, que suelen están sentados en silencio delante de la televisión, de repente se animan en presencia de animales.

También los animales pequeños tienen un gran efecto, por ejemplo los periquitos. Un estudio con unas 200 personas en una residencia de ancianos hizo que cada uno de ellos cuidara de una de estas avses durante ocho semanas.

"Después de ese tiempo, ninguno quiso desprenderse de su animale", cuenta el profesor Bergler. El clima en la residencia mejoró, los ancianos encontraron de nuevo un tema sobre el que hablar y un cometido.

Igual de positivo es el informe de un estudio similar con desempleados de larga duración. Con ellos se empleó a perros.

"El perro se ocupa de que el día tenga un transcurrir estructurado. La persona en cuestión no puede dejarse y no hacer nada durante todo el día porque tiene que cuidar del perro", explica Bergler.

Y así, de manera similar, los perros pueden ayudar a sus dueños a no caer en la depresión.

"Hacen que tengan que estar activos diariamente y sirven para establecer contactos sociales", explica Eckart von Hirschhausen, que ha escrito libros al respecto.

Tras una enfermedad, por lo general se recupera antes una persona que tenga que un perro. Los perros otorgan mucha motivación a las personas enfermas.

Otro estudio probó que los pacientes que han sufrido un infarto tienen más posibilidades de mantenerse bien después si tienen un animal.

Los paseos con el perro se reflejan en la circulación y en el colesterol. Pero también acariciar a los animales o simplemente su sola presencia hace que el pulso y la presión sanguínea bajen.

Que los animales ayudan a reducir las enfermedades es algo que han probado científicos en Australia. Los dueños de perros van menos veces al médico que los que no tienen. Y los gatos tienen incluso más influencia en ello, según ese estudio.

Ya sea un perro, un gato, una cobaya o un periquito, todos hacen que las personas se sientan menos solas.

"Sustituyen la cercanía de otras personas que no están", señala un estudio suizo. Y pueden ser buena ifluencia para las parejas porque dan temas de conversación y su sola presencia evita muchas veces disputas.

En el caso de los niños, el amor hacia los animales es algo que también influye en la relación hacia otras personas.

"Los padres deben prestar atención en la elección del animal de compañía del que los niños vayan a aprender responsabilidad y cariño", indica Hirschhausen. Los animales con pelaje y sentimientos a la vista son más apropiados que una tortuga, por ejemplo.

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