Los viajes en automóvil con las mascotas

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No siempre es fácil llevar al perro o al gato en el automóvil. Incluso cuando la subida al vehículo tiene lugar sin problemas, por lo general comienzan a protestar cuando se pone en marcha. Los gatos son especialmente sensibles a estos viajes.

 

"La mayoría de los felinos, pero también los perros, no están acostumbrados a ir en el automóvil. Hay que hacer que se acostumbren poco a poco", dice la catedrática Astrid Funke, presidenta de la Asociación Federal para la Protección Animal de Alemania.

Por eso se recomienda comenzar con el proceso cuanto antes. "Si el animal se va acostumbrando mientras crece, habrá muchos problemas que no se presentarán en el futuro", destaca Astrid Behr, veterinaria y portavoz de la Asociación Federal de Veterinarios en Ejercicio, en la ciudad alemana de Fráncfort.

Las golosinas para animales pueden ayudar cuando hay problemas para subir al automóvil. "Hay que acostumbrar al animal primero al vehículo con este parado. No se debe iniciar el camino inmediatamente", añade Evamarie König, portavoz de la Asociación de Protección Animal en Berlín.

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Los expertos desaconsejan ir directamente al veterinario. "La visita al veterinario es una experiencia que ya de por sí genera estrés", dice Astrid Behr. "Y si se hace eso, el animal la asociará con el viaje en auto", explica Evamarie König.

Por eso, lo mejor es ir con el perro de paseo tras los primeros viajes en automóvil o llevarlo a nadar. Así se puede lograr que esté más relajado las siguientes ocasiones que viaje en automóvil.

Los gatos son especialmente complicados. Mientras que el perro sigue siempre a las personas y está dispuesto a ir con ellas de un lugar a otro, los gatos están más apegados al territorio. "Si tienen que abandonarlo, se estresan", explica Astrid Behr.

A los felinos hay que llevarlos en el automóvil siempre en un transportín seguro porque un gato estresado va a buscar cualquier posibilidad de fuga, incluso si esta es una ventana abierta del vehículo en marcha.

También se recomienda meter en un transportín a los perros más pequeños. "Este puede ir a los pies del asiento del copiloto porque es un lugar estable", apunta Astrid Funke.

"Los perros de mayor tamaño es mejor que vayan en el maletero, donde habrá que instalar unos barrotes de separación de la parte delantera del vehículo", aconseja Evamarie König.

Hay que prestar especial atención en la selección de esos barrotes porque hay pruebas que han demostrado que los más baratos ceden fácilmente en caso de accidente. "Merece la pena invertir en ellos", opina Astrid Funke.

La opción más segura de transporte son los barrotes separadores en combinación con una caja de metal que se fije en el maletero. Si hubiera una frenada brusca, el perro solo se iría mínimamente hacia delante.

Si no hay forma de acostumbrar al perro o al gato al automóvil, hay que reducir al máximo los viajes en él y evitar los largos. "Si es estrictamente necesario hacer un viaje largo, cada dos horas se debe hacer una parada", aconseja Evamarie König.

Perros y gatos, sobre todo estos últimos, reaccionan al estrés haciéndose pis o caca. Por eso hay que preparar la base del transportín con paños o periódicos.

"Solo en los casos extremos, y siempre en coordinación con el veterinario, se debe administrar traquilizantes a los animales", dice Astrid Behr. Para los gatos que entran en pánico en cada viaje al veterinario, los medicamentos pueden ser una ayuda.

Nunca se debe dejar al perro o al gato en el automóvil cerrado. En verano mueren así muchos animales porque se convierte en una sauna. "Tampoco hay que hacerlo si se aparca en la sombra porque siempre está el riesgo de que acabe estando al sol", advierte Astrid Funke.

Los pájaros y animales más pequeños como conejos o cobayas son aún más sensibles al estrés que los perros y los gatos.

Astrid Behr advierte de que los pájaros solo deben viajar en automóvil en circunstancias realmente indispensables. Los viajes en autobús o en tren constituyen situaciones realmente críticas para pájaros y mascotas pequeñas.

La jaula o la caja de transporte deben ir siempre tapadas por un paño, ya que la oscuridad tiene un efecto tranquilizador en los animales, señala Evamarie König.

Los gatos pueden hacer en su transportín viajes cortos en autobús o tren. Y los perros con experiencia en viajes pueden haceros más largos.

Por lo general, las normas dicen que hay que llevarlos con bozal. "Pero nunca se debe poner al perro en la tesitura de viajar ocho horas en tren con bozal sin hacer pausas", dice Astrid Funke.