En la escena, inmortalizada por el canal televisivo LCI, el labrador de pelo negro se acerca a la chimenea, levanta la pata y comienza a “regar” el accesorio de mármol y oro del salón presidencial.
Macron y sus colaboradores, hasta entonces ocupados en una seria reunión, se largan a reír. Uno de ellos se dirige al presidente, que se puso rojo de improviso: “Ocurre a menudo?”.
“No”, respondió Macron, “en mi perro es un comportamiento totalmente insólito, disculpen”.