Cada año diciembre suele ser un mes festivo y de mucho movimiento en los alrededores de la Basílica de Caacupé. Sin embargo, las restricciones impuestas este año como medida preventiva al covid-19 dejaron desoladas las calles de la ciudad.
Ayer, la nula presencia de devotos se hizo sentir en todos los recovecos y calles de la localidad, así como también en los principales accesos que llevan a la capital espiritual. La Basílica incluso se encuentra totalmente vallada y no se permite el paso a los escasos devotos que se arriesgan a visitar a la Virgen de Caacupé.
“Tenemos la orden de interceptar a peregrinantes que deseen avanzar hacia Caacupé. No está permitido. Se impide el paso peatonal desde el desvío a San Bernardino”, explicó Teodoro Galeano, inspector de la Policía Caminera, apostado en el Km 48. Las mismas órdenes recibieron los agentes de tránsito instalados en el desvío a Piribebuy, según el inspector Rubén Lezcano, quien dijo que el control se inicia a partir de la ciudad de Eusebio Ayala.
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