El turismo interno no está repuntando y con un eventual retroceso quedará en peor situación, señaló ayer Jorge Nolo Quintana, directivo de la Asociación Paraguaya de Transportes de Turismo (Appattur) al ser consultado por ABC sobre un eventual retroceso de fase en la cuarentena.
“Un retroceso nos afectará a todos, se perjudicará a toda la economía, al turismo así como a otros sectores”, dijo.
Explicó que nunca se levantaron las restricciones horarias para los eventos, solamente que se relajó el control. Pero eso afecta al turismo interno, según lo explicado, porque los viajes largos necesitan desplazamientos durante la madrugada, lo que no se puede.
“Existe mucha informalidad en los diferentes sectores, en el turismo también debemos hacer un mea culpa, porque existen agentes que no cumplen los protocolos sanitarios para los viajes”, expresó.
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Comentó que muchos destinos turísticos no están habilitados, por ejemplo la Isla Pombero, de Cerrito, que dicho sea de paso no cuenta siquiera con caminos adecuados.
El turismo interno requiere de mayor impulso y no frenos, de lo contrario se deberá pensar en subsidios, porque las limitaciones hacen inviables la rentabilidad, opinó.
Según los datos, existen más de 100 empresas del rubro transporte del turismo y excursiones en la capital y otras tantas del interior del país, que sumarían unas 500 unidades de vehículos de diferentes categorías. La situación de dichas mipymes es crítica debido a que no se reactiva la actividad, en niveles que permitan rentabilidad.
Por otra parte, el presidente de la Asociación de Importadores y Comerciantes del Paraguay (Asimcopar), Eugenio Caje, declaró a la prensa esta semana que una eventual aplicación, de nuevo, de restricciones a la circulación de personas y a las actividades comerciales sería un “castigo a los formales” que derivaría en “muerte súbita de mipymes”. Otros gremios de eventos y del sector de gastronomía también se expidieron días pasados en el mismo tono.
El pasado viernes, el ministro de Salud, Julio Mazzoleni, anunció que prohibirían la comercialización de bebidas alcohólicas desde las 22:00 hasta las 5:00 –excepto en los restaurantes que ya tienen protocolo– y bajar de seis a cuatro horas la duración de los eventos sociales.
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