La prioridad para el gobierno municipal de Mario Ferreiro será asistir a los damnificados por la crecida del río. Esta es la posición que el mismo Ferreiro dio a conocer desde el primer día en que asumió como intendente municipal de Asunción, una ciudad cuyos tremendos problemas estructurales quedan al desnudo con cada tormenta, que además, se fueron sucediendo con mucha frecuencia en las últimas semanas. En efecto, como consecuencia, la actual crecida del río Paraguay es la más alta que se registró en nuestra capital desde 1983 y hasta ahora, obligó a desplazarse a unas 100.000 personas de diferentes zonas ribereñas.
El problema con esta situación del río es que posiblemente las lluvias continúen, al menos hasta finales de marzo, teniendo en cuenta que lo que ocurre tiene que ver con el fenómeno climatológico “El Niño”, que empezó a golpear no solo a Asunción sino a diferentes sectores del país en las últimas semanas.
Pero más allá de la dramática situación de los damnificados, que debe ser prioridad del trabajo municipal, existe la otra parte de la ciudad que requiere de atención y es allí en donde habrá que ver cómo responde el equipo de trabajo de Ferreiro. Mientras las tormentas y las aguas dejaron a Asunción casi en ruinas, desde lo administrativo, la municipalidad también quedó en la misma situación tras la gestión de Arnaldo Samaniego. La nueva gestión tuvo que recurrir a un millonario préstamo del sector privado para pagar salarios y aguinaldos a los funcionarios.
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Recorrer las calles del centro asunceno o zonas aledañas da la sensación de estar transitando una ciudad abandonada; una ciudad que no tiene autoridades. Varias calles del microcentro tienen enormes baches que son “tapados” en muchos casos incluso con basura. En otros lugares, los vecinos utilizan cualquier objeto (una silla, rueda o ramas de árboles) para señalizar estos “cráteres” que se forman en las avenidas.
Un equipo de ABC Color recorrió esta tarde algunas de las calles del centro y alrededores. La situación es calamitosa en cuanto al asfaltado y se evidencia un sistema fluvial absolutamente colapsado, cuestión que se repite también con el sistema de alcantarillado cloacal, pero este punto ya depende de la Essap. No obstante, esta institución ya reconoció que no pueden hacer mucho, ya que el principal problema se origina con las conexiones clandestinas. Según técnicos de esta entidad, casi el 25% de las 125 mil conexiones ramales de Asunción soportan además el desagüe pluvial, a través de nexos clandestinos, lo cual está prohibido y genera estos inconvenientes que se tienen ahora en algunos barrios.
Otro problema que tienen los asuncenos del centro y quienes trabajan en la zona es la cantidad de basuras que se acumulan en las veredas en los últimos días. En algunos puntos de la ciudad, le dieron alguna "utilidad" a escombros y basuras; los utilizan para marcar el lugar en donde están los baches y evitar que los automovilistas puedan caer en ellos.
La dificultad que presentan los baches y la situación calamitosa del sistema fluvial encuentran igualmente en la basura un cóctel que hacen de Asunción, o al menos del microcentro y sus alrededores, una ciudad que atenta contra sus ciudadanos.
El drama social que significan las 100.000 personas damnificadas deriva de una situación que ninguna administración municipal supo encaminar hacia una solución definitiva a lo largo de los años. El desplazamiento de esta cantidad de personas cambió la fisonomía de esta ciudad. Habrá que ver la muñeca política y sobre todo de gestión de Mario Ferreiro para resolver este problema -para lo cual cuenta con apoyo de otras instituciones públicas como la SEN y el propio gobierno- pero los baches, la basura y desastrosa imagen que hoy presenta Asunción ya dependerán de su equipo de trabajo.
Fotos: Carlos Shatebeck
