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Durante una reunión convocada por el gobernador de Boquerón, Edwin Pauls, a pedido de la Unión de Nativos Ayoreos del Paraguay (UNAP), líderes ayoreos informaron que cerca de la comunidad 15 de Setiembre están percibiendo desde hace algún tiempo la presencia de ayoreos silvícolas que comen zapallos y porotos de sus chacras y toman agua de un tajamar que se encuentra a tres kilómetros de la comunidad.
El líder Rosalino Dosapei dijo que suspendieron todos los ruidos, inclusive la cacería, para no asustarlos y forzar algún contacto con ellos, pero por eso están sufriendo hambre ahora en su comunidad. “Están ahí, pero no sabemos todavía qué es lo que quieren”, dijo Dosapei.
Aunque hasta ahora no hubo un avistamiento directo, tanto Dosapei como el presidente de la UNAP, Carlito Diri Etacore, aseguraron que las huellas son auténticas y fueron confirmadas por ancianos que aún conocen la vida en el monte.
Etacore, líder de la comunidad Ijnapui, informó que están ayudando con víveres o lo que pueden a las 20 familias de 15 de Setiembre, pero ya no soportan esta situación y están sufriendo hambre.
De la reunión participaron también Dora Penayo, de la Dirección de Derechos Étnicos de la Fiscalía General; el fiscal de Boquerón, Alan Schaerer, y el intendente de Filadelfia, Holger Bergen, entre otros.
Tanto los ayoreos como Dora Penayo lamentaron que el Indi no haya acudido al llamado de la reunión, aunque está informado sobre el caso desde marzo pasado y no ha tomado ninguna decisión al respecto, aunque un contacto con la civilización les puede causar a los ayoreos silvícolas la muerte, por no tener resistencia a enfermedades de la sociedad blanca.
Penayo advirtió también que cualquier búsqueda de los ayoreos en aislamiento está prohibida por ley. Los ayoreos pidieron tomar medidas de prevención, hablar con los propietarios de la zona, buscar eventualmente una reserva, donde ellos puedan seguir viviendo, si así lo quieren, y pidieron ayuda urgente de provisión de víveres para la comunidad 15 de Setiembre.
Hubo acuerdo en que el Indi no puede seguir ignorando la situación y debe asumir su responsabilidad institucional, ya que un contacto forzoso puede tener consecuencias no deseadas y repercusiones internacionales para el país.