De esta manera se pone fin a una larga suspensión de sus actividades que se inició en diciembre del año pasado por la gran crecida del río Paraguay, prolongándose hasta estos días debido a diversos motivos, fundamentalmente por trabas burocráticas.
El reinicio de los cruces de la embarcación fue celebrado por los habitantes de la zona compartida que la utilizan por motivo de salud, trabajo y turismo. La balsa ya debía entrar en actividad meses atrás, considerando que el río había vuelto a sus niveles normales. Posteriormente, se argumentó que se debía recuperar la infraestructura portuaria existente en Puerto Cano, que había quedado bajo el agua durante la riada.
Para este trabajo se recibió la cooperación de la gobernación de Formosa y máquinas de la municipalidad de Pilar. Paralelamente, la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) de la Argentina argumentó que no podía operar por la pérdida de sus equipos de enlace informático, lo que siguió postergando la puesta en servicio.
Las trabas no cesaron, ya que tras una inspección de la embarcación se dieron a conocer otras exigencias, que fueron cumplidas por los responsables de la balsa Villa Florida. Fue entonces que con el júbilo de la población se pudo reanudar el servicio. Con el amanecer del día siguiente, los argentinos hicieron conocer a los operadores de la embarcación un nuevo requisito a llenar para el cruce, lo que obligó a nueva suspensión del servicio. Esto generó una sensación de frustración entre los usuarios de la balsa.
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Recientemente, los empresarios que explotan el servicio lograron zanjar el inconveniente, contratando a un agente marítimo, con lo que salvaron la última traba. Los pobladores de la zona esperan no ser sorprendidos con otras medidas que obstaculicen la integración fronteriza anhelada por los vecinos de la región compartida.
