En la víspera del Día Litúrgico de la Inmaculada Concepción de María, el arzobispo de Asunción y presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP), Edmundo Valenzuela, dijo que actualmente los jóvenes viven golpeados por la violencia y por las injusticias, lo que fomenta mayor criminalidad. Criticó el sistema penitenciario, que ofrece centros de reclusión inhumanos, donde, en vez de alentar la reeducación y la reinserción en la vida productiva de la sociedad, se promueve el aprendizaje para "delinquir más y mejor".
“Muchos jóvenes tienen que cumplir penas en recintos penitenciarios inhumanos, caracterizados por el comercio de armas, drogas, hacinamiento, torturas, ausencia de programas de rehabilitación, crimen organizado”, señalaba en parte de la homilía. Lamentó la pobreza y la falta de acceso a educación de los jóvenes. Llamó a los jóvenes misioneros a ayudar a sus pares que están metidos en el “vandalismo: barras bravas, pandillas de violentos, motochorros, asaltantes de transeúntes, carteristas o descuidistas, rateros, robacoches, tortoleros, pirañitas, los de pintatas o grafitis, los peajeros” y, además, condenó a los “adultos reducidores” que compran cosas robadas.
Valenzuela llamó a los jóvenes a seguir a Jesús en cualquiera de los tres estados de la vida en la Iglesia: el matrimonio, la vida consagrada y religiosa y la vida sacerdotal.
“Amigos de Jesús son todos los jóvenes. Su primera vocación es una vida humana sana, armoniosa, digna, competente para afrontar dificultades con soluciones adecuadas. Además de la vocación humana, Jesús los llama a la vocación cristiana, a ser sus discípulos misioneros, en uno de los tres estados de vida de la Iglesia: el matrimonio y la familia, la vida consagrada y religiosa, y para los varones, la vida sacerdotal”, señaló durante la homilía de este miércoles en Caacupé.
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Aseguró que la Iglesia quiere acoger la multiforme variedad de jóvenes de nuestro país, en su diversidad de vida y situaciones sociales y culturales, con el objetivo de que transmitan a otros jóvenes la corriente de la vida de Cristo.
Valenzuela dijo que la Iglesia lamenta el machismo proveniente de la educación tradicional familiar y resaltó que la relación entre varón y mujer debe ser de reciprocidad y colaboración mutua. Del mismo modo lamentó que muchos mujeres “queden solas y abandonadas, distorcionadas por corrientes ideológicas”.
Pidió acompañamiento para las mujeres que han caído en el pecado del aborto, “un crimen abominable”, afirmó, en la línea de todos los años durante la fiesta mariana. También pidió por quienes cayeron en el pecado “de la violencia, en el cigarrillo, en las drogas (chespirutos y mariguaneros), en el alcohol, en los vicios del sexo, en el aborto, en las ideologías de género, De todos ellos nos debemos ocupar en nuestra pastoral, para estar cerca de ellos y ayudarlos a descubrir que son amados por Dios”, aseguró.
