/arc-anglerfish-arc2-prod-abccolor.s3.amazonaws.com/public/2TH43JICPBGNPBBNP3SCH7OLZE.jpg)
Cargando...
“Mi hija fue retenida por más de cinco horas en una zona de San Pedro en donde ella, por cuestiones de trabajo, fue para hacer unas verificaciones con otro compañero de trabajo. Las fuerzas de seguridad están implicadas con esta gente”, comenzó diciendo esta madre, cuya identidad pública se reserva por cuestiones de seguridad.
La madre de la víctima contó que ambos entraron cinco kilómetros de la ruta. Allí escucharon la explosión de petardos (bombas 3x3) que, según entendieron, era el “código” o las “campanadas” que dan los delincuentes para avisar que alguien se aproxima.
Luego de llegar al sitio donde debía hacerse el trabajo —relató— llegó una moto en que se desplazaban dos personas fuertemente armadas. “Vienen y empiezan a hostigar sobre qué hacían allí. Ellos solo entraron para hacer una simple verificación. La primera indicación que le da su compañero a su hija es ‘agachate, no le mires’. Ella se fijó en una pulsera que era del EPP y el interrogador tenía botas de alta calidad”, detalló.
“El dueño de la propiedad, que sabía quiénes eran, intercedió por ellos (con los criminales). Después de cinco horas de retención, les dijeron ‘vayan sin mirar atrás’”, dijo. Ambas personas lograron marcar la ubicación en donde están los criminales del EPP con un teléfono. Estos datos fueron llevados a las autoridades del Ministerio del Interior, que nada hicieron con esa información, según aseguró.
La mujer que contó esta experiencia lamentó la suerte de las personas que viven en la zona, de quienes -presume- están ‘presionadas’ para proteger a los del EPP. “Hay gente que los encubre y se los debe investigar”, concluyó.