Los agentes al mando del jefe regional, comisario Rufino Acosta, llegaron hasta la plantaciones tras un trabajo de inteligencia en la que se pudo ubicar el lugar exacto donde se encontraban los cultivos.
Una vez ubicado el lugar y munidos con una orden de allanamiento emitida por el juez Manuel Fernández, los agentes irrumpieron en el lugar.
Al momento del allanamiento no se encontraron personas, se presume que los marihuaneros huyeron del lugar tras percatarse de la llegada de los uniformados.
En el sitio, ubicado en medio del monte de una propiedad, fueron halladas seis hectáreas de marihuana en etapa de cosecha, distribuidas en tres parcelas. También fueron halladas otras cuatro hectáreas de marihuana en etapa de crecimiento, distribuidas en dos parcelas.
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Además de las hectáreas de cultivos, los agentes antinarcóticos hallaron 300 kilos de marihuana preparada para ser prensada, 60 kilos de semillas, tres sembradoras manuales, como así también tres zarandas.
En los tres precarios campamentos fueron hallados suficientes víveres, enseres varios de cocina y elementos personales de los marihuaneros.
Los uniformados se encargaron de cortar las plantas para posteriormente incinerarlas, junto con los campamentos y los enseres hallados en el sitio.