Don Simeón: Historia de un héroe viviente

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Uno de los 291 excombatientes que siguen con vida es Simeón Vázquez Báez, de 103 años. A pesar de su avanzada edad, aún recuerda sus anécdotas en la Guerra del Chaco, y que su abuelo fue uno de los pocos sobrevivientes de Acosta Ñu, entre otros.

Dos horas resulta poco para escuchar a un hombre que ha vivido mucho, fue protagonista y testigo de varios episodios que marcan la historia de nuestra nación. Nuestro héroe nació un 8 de octubre de 1913 en Asunción, luego fue a vivir con sus padres a Capiatá, y tras terminar el servicio en la Marina, que entonces dijo estaba al mando del capitán de Navío José Alfredo Bozzano, se inició la Guerra del Chaco (1932-1935) a donde inmediatamente se alistó.

Recordó que de la bahía de Asunción zarpó junto a decenas de otros soldados en el cañonero Humaitá, donde fueron despedidos por bellas señoritas. Llegaron hasta Puerto Casado y de ahí fueron en tren hasta Mcal. Estigarribia (Chaco).

Dijo que el hambre y sed les debilitaba bastante, más aún que la cantimplora con que contó no retuvo el agua, porque tenía fisuras. Para aguantar el hambre algunos mascaban tabaco, pero a él en vez de ayudarle le mareaba.

Uno de esos días de guerra, un avión enemigo bombardeó el sitio donde estaban, saliendo el despedido, con algunos golpes pero no lesiones ni heridas abiertas. Quedó inconsciente, siendo asistido por la enfermera Celia Bogarín, quien dijo que iba a darle agua. “Grande fue mi sorpresa cuando me dio apenas unas gotas en una hoja que usó como cuchara, yo estaba tan sediento que esperaba un jarro de agua por lo menos”, acotó.

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Recordó que estuvieron al mando del mariscal José Félix Estigarribia, como artillero. Casualmente cuando terminó la contienda bélica conoció en San Lorenzo a la sobrina del mismo, Tránsita Dolores Estigarribia, con quien luego contrajo nupcias.

Él trabajaba como chofer de un ómnibus que tenía su padre y fue así que conoció a la madre de Tránsita, quien viajaba todos los días con él para llevar leche al mercado, en Asunción. Luego se dedicó al cultivo de varios rubros en su quinta en Capiatá, y también tenía camión de flete que llevaba productos al puerto, en Villeta.

Tuvo con Tránsita 8 hijos: Mercedes, Ausberto, Margarita (+), Andrés (+), Isidoro (+), Vicenta, Marina Isabel y Augusto. Enviudó en 1970 y se volvió a casar en 1972 con Gertrudis Huel de 65 años, más conocida como Ña Luci, con quien tuvo dos hijos: Gustavo y Luis Javier.

Recordó que su abuelo materno José León Báez le comentó que fue uno de los pocos sobrevivientes de la sangrienta batalla de Acosta Ñu, durante la Guerra de la Triple Alianza. Mencionó que cuando fue atravesado por una lanza del ejército brasileño tuvo que fingir que murió y tenía 10 años.

También recordó que su tío Justo Báez, un agente de policía, le llevó siendo niño pequeño a presenciar un fusilamiento. Se trató de Silvano Godoy, un intelectual acusado de conspirador.

Consultado qué lo mantiene tan saludable, y que su esposa dijo que no toma medicina, señaló que siempre hizo mucha caminata y trote. Además de no tener vicios y cuidar su alimentación, que en toda su vida no incluyó tanta carne. Don Simeón se expresa bien, escucha, e incluso camina un trecho corto solo, para revisar el buzón luego de almorzar, que le ayuda a la digestión.

Sólo su vista se ve deteriorada.