El 43,5% de reclusas fue víctima de violencia

El 43,5 % de las mujeres privadas de su libertad en Paraguay afirmó haber sido víctima de violencia en el hogar antes de ingresar en la cárcel, dijo Soledad Villagra, comisionada del Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura (MNP).

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Los datos se desprenden de una investigación realizada por el MNP entre mayo y octubre de 2015 en nueve penitenciarías de Paraguay donde se encuentran internas mujeres, cuyos datos preliminares se dieron a conocer este lunes, en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que se conmemora el 25 de noviembre.

Según esta investigación, del total de mujeres reclusas que sufrió violencia machista antes de la cárcel, un 75,9 % declaró haber sido agredida por su pareja o expareja.

El MNP constató además que el 43,2 % de esas mujeres denunció la violencia que padecía ante la Fiscalía, la comisaría o el juzgado y, en algunos casos, llegaron a formular su denuncia hasta en 12 ocasiones, pero “ estas denuncias quedaron en el olvido ” , según Villagra.

La comisionada observó además que muchas mujeres estaban bajo unas condiciones de violencia tan graves que decidieron autoinculparse de delitos cometidos por sus parejas o exparejas.

El 35 % de las reclusas manifestó al MNP que había recibido maltrato físico o psicológico en el momento de su detención, mientras que el 20 % confesó haber sufrido violencia en prisión y el 10 % dijo haber sido torturada durante el proceso judicial.

Las reclusas señalaron como sus principales agresores a los policías en la mayor parte de los casos, así como a los agentes antidrogas, personal de la Fiscalía, guardias de las prisiones y otras mujeres internas en las cárceles, según el estudio del MNP.

Entre los malos tratos que recibieron, las internas indicaron hostigamiento, amenazas de violación, tocamientos, bofetadas, puñetazos, patadas, empujones o golpes con cachiporra.

También denunciaron haber sido forzadas a desnudarse y haber recibido torturas como la aplicación de picana eléctrica, la introducción de agujas bajo sus uñas o la aplicación de sal en su heridas abiertas.

Villagra recordó que los procesos en los que las acusadas hayan sido detenidas o hayan prestado declaración bajo maltrato y tortura deben ser anulados, pero advirtió de que las autoridades están incumpliendo esta obligación.

La investigación del MNP destacó además que cerca del 60 % de las mujeres privadas de libertad lo está por delitos relacionados con el microtráfico de drogas.

Sin embargo, en muchos casos se trata de mujeres vulnerables arrestadas por la venta o tenencia de pequeñas cantidades de droga, mujeres que se autoinculparon para encubrir a sus hijos o nietos o que padecen problemas de adicciones.

“ La cárcel se emplea como un depósito. Se encierra en ella a personas con adicciones o trastornos mentales, porque no hay otros lugares donde tratarles y no se aplican las medidas sustitutivas de la prisión que corresponden en estos casos ” , dijo Villagra.

El informe también señala que un 19 % de las mujeres privadas de libertad era beneficiaria de un programa estatal de lucha contra la pobreza antes de entrar en prisión, lo que demuestra, según Villagra, que las personas que ingresan en prisión y permanecen más tiempo son las de menores recursos económicos.

Como dato positivo, Villagra resaltó que el porcentaje de mujeres privadas de libertad bajo la figura de la prisión preventiva bajó de un 77 % en 2015 a un 56 % en 2016, debido a que las autoridades revisaron muchas penas de prisión que no correspondían, y aceleraron los trámites judiciales de aquellas mujeres que carecían de condena.

En Paraguay existen solo dos prisiones exclusivamente femeninas, mientras que el resto de mujeres reclusas se encuentran en otras siete penitenciarías de varones, en módulos aislados.

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