El director del Programa Nacional de Prevención Cardiovascular, José Ortellado, informó que el calor es un factor externo que repercute en personas que padecen enfermedades como la cardiovascular, de igual manera lo hace en las que no están enfermas. Los órganos más afectados son el corazón, el cerebro y el riñón.
Pidió prestar especial atención a los síntomas que podrían oscilar entre dolor de cabeza, mareos, náuseas e incluso calambres (sin motivo aparente, ya que pudo haberse dado que sudó mucho y perdió potasio y magnesio).
En el caso de darse una fiebre (a partir de 38 grados) luego de estar expuesto al sol, “eso es un efecto tardío del calor que puede llegar a una insolación”, explicó.
Las personas obesas, con sobrepeso o mayores a 75 años son las más propensas, ya que los poros de la piel se cierran y se sofocan más. En este sentido, lanzó recomendaciones como en lo posible perder peso, tomar muchos líquidos –especialmente agua–, consumir verduras y frutas y no abusar de la sal para no generar un aumento de la temperatura del cuerpo.
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