El milagro de Celso

Este artículo tiene 8 años de antigüedad
/pf/resources/images/abc-placeholder.png?d=2395

En octubre del 2015, a Celso Ñamandú (35) le diagnosticaron miocardiopatía en fase terminal. Si quería seguir viviendo, necesitaba un trasplante de corazón. Aunque parecía difícil, el milagro se dio. Hoy, agradecido, celebra con júbilo una nueva vida.

“Estaba prácticamente muerto y resucité”, dice Celso Ñamandú. De esta manera describe él la situación que le tocó vivir.

Oriundo de Paso Barreto, Concepción, se enteró de la grave condición clínica que padecía en octubre del año 2015. No tenía muchas esperanzas, pues la miocardiopatía que le diagnosticaron estaba en fase terminal. O se hacía un trasplante de corazón o sus esperanzas se apagaban.

Así fue como comenzó aquella lucha en la que, aparentemente, tenía todas las probabilidades en su contra. Estaba en una lista de espera y las posibilidades de obtener un donante eran muy reducidas.

Su hermana melliza, Celsa Antonia, fue su fundamental compañera en esta travesía. Tras pasar por complicaciones en su cuadro, e incluso tener que internarse, en mayo de este año recibieron esa noticia que tanto necesitaban escuchar: había un donante disponible y Celso debía someterse a cirugía cuanto antes.

Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy

Teniendo en cuenta la urgencia, Celso fue trasladado vía área desde Concepción hasta el hospital San Jorge, donde se procedió al primer trasplante de corazón del año, operación que duró aproximadamente cinco horas.

De manera a garantizar cumplir con los cuidados estrictos que requería paciente, el Ejército le facilitó una vivienda ubicada dentro del predio del hospital. Tras siete meses de intensivos cuidados, finalmente Celso pasará una Navidad con el mejor regalo: la salud. Celso ya está de alta y tiene garantizada una calidad de vida absolutamente normal.

“No tengo palabras para agradecer todo lo que hicieron por mí. Vine a este hospital en último estado. Estaba prácticamente muerto y resucité”, declaró emocionado al dirigirse a su casa.

Tras la situación que le tocó vivir, Celso pidió a las familias acepten dar en donación los órganos de su seres queridos fallecidos. Una decisión que, además de ser un gran gesto de humanidad, puede salvar la vida de muchos.

Antes de reencontrarse con su familia, Celso hará una parada en la Basílica de Caacupé para agradecer a la virgencita por el milagro concedido.

A partir de ahora, Celso deberá acudir al hospital cada dos o tres meses, solamente para realizarse controles de rutina, según indicó el doctor Delmás Frescura, director del Instituto Nacional de Cardiología.

Otro historia de la que nos hicimos eco en los últimos días es la de Jennifer León, una niña de 8 años que padece una enfermedad cardíaca. La menor está internada en el Hospital de Niños de Acosta Ñu. Internada y en estado delicado, la pequeña pasará esta Navidad en el centro médico, con la esperanza intacta en que el niño Dios le conceda el único regalo que desea: un corazón que le permita seguir viviendo.