El vicepresidente del Banco Mundial, Jorge Familiar, recorrió esta mañana el complejo habitacional que la entidad multilateral financia con un crédito otorgado a nuestro país nueve años, para financiar el proyecto de construcción de una planta de tratamiento de efluentes cloacales en el barrio Cerrito, más conocida como Cara Cara.
Son 96 viviendas que las familias afectadas por el proyecto deberán ocupar en diciembre. La construcción comenzó en febrero de este año. En seis meses la citada empresa avanzó 35% y está obligada a completar los 65% restantes en cuatro meses. Isacio Vallejos, propietario de la empresa CIV SA beneficiada con el contrato de G. 35.000 millones para ejecutar la obra, confirmó a ABC que en diciembre deben entregar el complejo habitacional, porque también ese mes expira la tercera ampliación de los plazos de la entidad multilateral. Comentó que la empresa está empleando actualmente a 377 personas (y que comenzó con alrededor de 100), para acelerar la construcción y culminar antes de fin de año.

La obra en sus inicios estuvo a cargo del Consorcio Bella Vista, integrado por la empresa española Magtel y la estadounidense ERS. Pero luego se otorgó a la empresa paraguaya CIV SA después de que la Essap rescindiera el contrato en octubre del año pasado . Lo hizo por presión del banco que había detectado documentos falsos proporcionados por el Consorcio Bella Vista para adjudicarse el contrato de G. 59.000 millones, que incluía el refulado hidráulico (elevar a cota 64 metros sobre el nivel del mar) y el complejo habitacional. El refulado que abarcó 7,5 hectáreas concluyó a fines de 2016. CIV SA integraba otro consorcio junto a la empresa Copacre que habían ofertado G. 57.600 millones.
El complejo habitacional contará con un salón comunitario, parque, camineros, y otros elementos. Se está erigiendo al costado del arroyo Mburicao, cuyo cauce absolutamente contaminado con residuos sólidos y líquidos resta belleza al ambiente. Calixta Villalba, Ramona Fernández y Jorge Báez, cabezas de familias beneficiadas con el plan agradecieron al vicepresidente del Banco Mundial, Jorge Familiar, por el gran apoyo económico de la entidad, porque de otra forma jamás iban a acceder a una vivienda digna. “Nosotros llegamos a pensar que nunca íbamos a tener casa. Vivíamos en una casita de madera. Vino la Essap y salió el sol para nosotros”, dijo Villalba, quien comentó que tiene cinco hijos.
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Otra obra que está en su etapa final con una inversión de G. 17.000 millones es la construcción de las cámaras y emisario para la descarga final. Correspondió a la empresa Ginsa SA, ganadora de la licitación en diciembre de 2016. La obra debió terminar en 12 meses, pero también tuvo un significativo retraso.

Ni bien concluya Ginsa SA la obra que le corresponde, ingresará a la zona la empresa española Acciona Agua beneficiada el año pasado por el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) con un contrato de G. 105.000 millones para la construcción de la planta de tratamiento, cuyo tiempo de ejecución es de 30 meses. Esto significa que pasarán poco más de un año, si no vuelven a surgir problemas, para que la Essap deje de contaminar con coliformes fecales los cauces hídricos de la “Madre de Ciudades”.
