Exenfermera de la Guerra del Chaco cumple 107 años de vida

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PARAGUARÍ. Una exenfermera que se había alistado como voluntaria en el hospital local para atender a soldados heridos que llegaban de la Guerra del Chaco (1932-1935) cumplió 107 años de vida. Se trata de Sílfide Meyer Vda. de Espínola.

La longeva mujer nació el 22 de febrero de 1912, y actualmente, reside en el barrio Submarino de esta ciudad. El viernes fue homenajeada por amigos en el restaurant Yukyry. Luego, en su vivienda, recibió la serenata de la banda de Músicos del Comando de Artillería de Paraguarí y la visita de los vecinos, que llegaron a compartir con ella este significativo acontecimiento.

La heroica paraguaya se alistó para ir a servir a la patria ofreciendo la atención a los soldados heridos que llegaban a la entonces estación del tren de este distrito. Durante la Guerra del Chaco, en las cercanías de la estación ferroviaria, funcionaba el banco de sangre del Hospital de Paraguarí, donde sirvió con el apoyo de la Cruz Roja Paraguaya.

Dijo que llegaban en camiones y en trenes los soldados, algunos enfermos, otros heridos, pero con la calidez con que ellas les cuidaban muchos se recuperaban y retornaban a sus hogares.

Por las docentes jubiladas, es recordada por la función de celadora que cumplía también en el Colegio Nacional, donde cuidaba de los jóvenes. Luego pasó a ser jefa de Archivo de la institución y del Instituto de Formación Docente.

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A los 20 años, se había casado con Teófilo Espínola, de quien enviudó hace mucho tiempo. Tuvo una sola hija, Gladys María Espínola Meyer, quien falleció en el Chaco en un accidente ferroviario, cuando tenía 27 años.

Desde hace más de 39 años, vive en su casa bajo el cuidado de Marta Torres, quien fue criada de su hermana Bonifacia Meyer; ella se encarga de brindarle cariño y protección como si fuera su propia madre.

Hasta el momento, lleva una delicada alimentación, basada en leche, frutas, verduras y la preparación de platos tradicionales, lo que le ha ayudado a llevar una vida larga. Ella no padece de ninguna enfermedad. En ocasiones, se siente débil, situación propia de la edad, que le dificulta caminar. Es muy lúcida y buena consejera de niños, jóvenes y de las mujeres, a quienes pide siempre luchar para ganarse el respeto y el cariño de la gente, y, por sobre todo, ser servicial.