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Javier Melero señaló que su primera visita a Santiago fue en 1994, y al ver la ciudad y el trato que le dieron los lugareños durante las 24 horas que permaneció en la comunidad se dijo asimismo que debía volver. Dos años después regresó y comenzó a realizar capturas de la vida que llevaba el poblador, de sus tradiciones, de los paisajes que forman parte de esta comunidad, ubicada a 278 kilómetros al sur de la ciudad de Asunción.
También menciono que durante los dos meses que duró su estadía, se dedicó a tomar imágenes fotográficas para ser llevados a Madrid, España, y de esa forma poder compartir con otras personas las belleza de Santiago, y el trabajo que hace sin que se lo haya pedido alguien. En su última exposición realizada recientemente en la Casa de la Cultura, exhibió aproximadamente 545 fotografías.
“La gente de Santiago es muy fotogénica, y se brinda enseguida a que le quites una foto, en ninguna parte hay tanta facilidad para quitar una foto a alguien como en Santiago”, dijo Melero.
Del mismo modo menciono “el propósito del proyecto, que todavía no termina, después de 25 años, ocho viajes al corazón de América del Sur, es ir fotografiando las transformaciones faciales de los cientos de para dejarlas como herencia a quienes, a muchos kilómetros de casa, me abrieron la puerta de la suya”.