Los campos de pastoreo han quedado anegados y en los establecimientos menores ni siquiera se tiene espacio para el descanso de los vacunos y el ganado menor.
Esta situación hace que se den algunos casos de mortandad de animales, lo que podría incrementarse considerablemente, de reanudarse las lluvias.
Igualmente, se teme que esta realidad sea aprovechada por los compradores inescrupulosos que suelen especular con la necesidad de los productores pecuarios de alivianar sus campos, vendiendo parte de su ganado.
