Los cebolleros se reunieron este viernes en la vivienda de Aureliano Ruiz, ubicada en la compañía Fátima de la Colmena, para poner plazo al Gobierno que solucione el problema que arrastra el sector.
Manifiestan que de nada sirve la ayuda del Gobierno con la donación de semillas y otros insumos, si a la hora de la venta del producto cosechado no hay mercados, por el ingreso masivo de cebollas de Argentina y Brasil, informó el corresponsal de ABC Color, Aldo Lezcano.
El presidente de la Asociación de Productores Agrícolas del Paraguay, Analdo Rodas, expresó que desde un primer momento recibieron la promesa del Ministerio de Agricultura y Ganadería de que tendrían una ayuda integral.
Recordó que la idea era vender la bolsa de cebolla de 20 kilos a G. 60.000, sin embargo ahora se ven obligados a venderlas solo a G. 21.000.
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En tanto, el gobernador de Paraguarí, Miguel Cuevas (ANR), lamentó que no se pueda trabajar con el actual presidente del Senave, como sí se daba con el anterior titular, Regis Mereles. Añadió además, que la institución cometió “un error gravísimo y a propósito” al dejar ingresar producción importada cuando en Paraguay los productores tenían la cosecha preparada para la comercialización.
Cuevas fue aún más duro y calificó a los funcionarios de la Senave y a los importadores como “antipatriotas”. Aclaró que los productores de la agricultura familiar de ese departamento no buscan condonación de deudas sino “oportunidades”. Instó además al presidente Horacio Cartes a que ponga en Senave a personas calificadas.
El gobernador se comprometió, en tanto, a coordinar acciones como poner camiones para que los productores en masa puedan llegar a la capital con las bolsas de cebollas.
Los labriegos dan un plazo de 24 horas para que sean atendidos en sus reclamos, y que como mínimo se pague G. 50.000 la bolsa de cebolla de 20 kilos en finca y G. 55.0000 en el mercado de abasto.
En caso de no tener respuestas, analizan manifestaciones e incluso tirar sus productos en el acceso principal al mercado de abasto de Asunción, como protesta por las pérdidas en su producción, que afirman son millonarias.
