Gobierno no quiere atacar “mafia” de la informalidad

La venta callejera informal es el último eslabón delictivo de una cadena sostenida por una mafia manejada “por gente de arriba” y que no hay voluntad política para tocar ni investigar, aseveró Jorge Mendelzon, titular del gremio de centros comerciales.

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En contacto con ABC Cardinal, el presidente de la Cámara de Centros Comerciales, Jorge Mendelzon, afirmó que la venta de mercaderías en las inmediaciones de los shoppings, aparte de ser una competencia desleal, es un acto delictivo, porque se está vendiendo un producto de dudosa procedencia, que no tiene documentación ni tiene factura y es altamente probable que se trate de una falsificación.

Dijo que, en este caso, él defiende los intereses gremiales de los shopping center; sin embargo, esto es un “problema nacional”, porque la misma realidad se puede observar en las puertas de los comercios de la calle Palma y de los hospitales. “En todos lados se ve el acecho de los vendedores ambulantes e, independientemente de que se está vendiendo productos falsificados, se produce un acoso”, dijo.

Sobre el punto, dijo que han recibido denuncias de clientes que son acosados por estos vendedores para que les compren sus productos. “O sea, es una situación realmente muy desagradable y al mismo tiempo se está cometiendo una ilegalidad”, insistió.

En otro momento, señaló que están realmente cansados de recurrir a las autoridades competentes, entre estas la Subsecretaría de Estado de Tributación (SET), que tiene que venir a exigir que se paguen los impuestos, a la Dirección Nacional de Aduanas (DNA), a la que le gustaría saber dónde se despachan las mercaderías que se venden en las esquinas de los comercios, y el Ministerio de Industria y Comercio (MIC), que tiene que bregar por el libre mercado.

Mendelzon aseveró también que hay una “falta de acción y de voluntad política total” de las autoridades oficiales, cuyo trabajo no debería limitarse a ir a atacar “a ese pobre vendedor”, que es el último eslabón de la cadena delictiva.

“Acá lo que no hay es la voluntad de hacer la trazabilidad para saber dónde están esas grandes industrias e importadoras de productos falsificados, que son los verdaderos delincuentes y responsables de este negocio, que genera muchísimo daño al comercio formal que con mucho esfuerzo trabaja día a día, da empleo, paga sus impuestos, para que estas instituciones que estoy mencionando hagan su trabajo, pero no lo hacen”, lamentó.

Al señalársele que las mercaderías que se venden en las esquinas de los comercios formales se bajan todos los días de camionetas de lujo, que van repartiéndolas por toda la ciudad, dijo que “es un error muy grave la generalización. Entonces, cuando hablamos de vendedores ambulantes en general, estamos pecando de no decir claramente. Una cosa es un ambulante que para su subsistencia vende limones o aguacate en una esquina. Otra cosa son estas industrias o grandes empresas de ventas de productos falsificados, que venden las mismas marcas que se venden dentro de los comercios formales, y lo que estamos nosotros viendo es la punta del ovillo”.

Señaló igualmente que con todo esto se genera el círculo vicioso de la pobreza: “No permitimos que las empresas formales crezcan, porque permitimos que crezca brutalmente esta informalidad, y allí caemos en el error de que tenemos que ‘ayudar’ a esta gente que no tiene empleo, que muy bien puede ser empleada si el comercio formal pudiese crecer, si las autoridades les da las condiciones para que eso pueda producirse”, subrayó.

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