Lunes 16 de octubre de 1995. Un avión de la Fuerza Aérea estadounidense aterrizó en el aeropuerto Silvio Pettirossi y una mujer bajó del mismo. El Espigón Presidencial se había cerrado a particulares y estaba lleno de agentes de seguridad paraguayos y estadounidenses. Detrás de la mujer, un equipo de guardias y, más atrás, unos 20 periodistas que viajaban con ella. Era, en ese momento, una de las mujeres más poderosas del mundo. Ahora quiere ser –y tiene hasta hoy la preferencia en las encuestas– la primera mujer presidenta de los Estados Unidos de América en sus 240 años de vida independiente: esa mujer era Hillary Rodham Clinton.
“A las 14:50 en punto, la señora Clinton, con vestido azul eléctrico y pañuelo de colores al cuello, apareció en la puerta del avión y bajó la escalerilla que previamente había sido minuciosamente analizada por los miembros de seguridad norteamericanos. Estos tuvieron en cuenta hasta el último detalle: revisaron el piso del aeropuerto, la alfombra por donde pasaría la señora Clinton, los sitios aledaños, las plantas y los canteros de flores, todo el espigón presidencial e incluso los baños”, recuerda la crónica de la época.
Asunción recibía en ese momento a 16 primeras damas de América y a nueve representantes de gobierno para la quinta conferencia de Esposas de Jefes de Estado y Gobierno de las Américas llamada comúnmente “Quinta Cumbre de Primeras Damas”.
Clinton fue recibida por el embajador de los Estados Unidos en Paraguay en ese momento, Robert Service, y la entonces asesora técnica del Despacho de la Primera Dama y secretaria pro témpore de la Conferencia, Leila Rachid, quien años después se convertiría en embajadora de Paraguay en los Estados Unidos.
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La noche de ese mismo lunes, la esposa de Bill Clinton dio, junto a otras representantes de casi toda América, un discurso en que ensalzó los valores de la mujer y los nuevos roles que debía ocupar dentro de la sociedad. Casi como ahora, como en su campaña electoral, abogó por los derechos igualitarios.
En parte de ese discurso –recuerda la edición impresa de ABC Color– Clinton pidió “cambiar los valores tradicionales de la familia para impulsar la igualdad de las mujeres”. La crónica de ABC Color del 17 de octubre de 1995 indicó: “(Clinton) marcó los extremos y las causas de la pobreza en el mundo y dio una visión esperanzada del rol de la mujer en el proceso de profundización de la justicia social”.
Portada del diario ABC Color del martes 17 de octubre de 1995.
Ese mismo lunes, la entonces primera dama de los EE.UU. “Hillary Rodham Clinton se reunió, en primer lugar, con un número reducido de voluntarios norteamericanos y representantes paraguayos de los lugares en el que el Cuerpo de Paz lleva a cabo su misión. Allí se intercambió información en castellano, inglés y guaraní, con ribetes jocosos y una cierta informalidad que no excedió los límites fijados por el protocolo”. El evento se registró en la Quinta Ycuá Satí de Asunción. Allí, por ejemplo, Clinton conversó con una partera informal (cha’e), quien le comentó cómo se trabaja en el campo con los alumbramientos.
“Yo soy, después de todo, una voluntaria”, dijo Hillary Clinton durante ese encuentro con el Cuerpo de Paz. “Es mi primer viaje a Sudamérica y me siento muy afortunada por tener la oportunidad de encontrar a ciudadanos de esta parte de nuestro hemisferio que están trabajando tan duro para construir sus propias democracias estables, para expandir la prosperidad económica y para reconocer la necesidad de invertir en la educación y su gente”, comentó la esposa de Bill Clinton.
Durante su intervención en la cumbre en el Centro de Convenciones del Banco Central del Paraguay -hoy teatro-, Clinton enfatizó en la necesidad de eliminar el sarampión de las Américas para el año 2000. También habló sobre reducción de la mortalidad materna y la mayor inversión en la educación de los niños. “Muchos de los logros que obtengan los presidentes de cada país dependen también de las gestiones que puedan realizar sus esposas”, dijo la ahora candidata demócrata a la Presidencia de los EE.UU. Partió de Paraguay a las 18:00 del martes 17 de octubre, tras permanecer en el país por casi 27 horas.
Otra anécdota curiosa fue que Hillary tiene su árbol dentro del predio de la embajada de los Estados Unidos en Paraguay. Fue plantado el 17 de octubre, antes de marcharse. Frente a él se colocó una placa que explica que el árbol es un “Yvyrã Pytá”.
Luis María Ramírez Boettner, quien fue canciller en 1995, la recuerda como una “mujer afable”. A sus 98 años, el diplomático contó que Clinton le dejó una cajita de plata con su nombre luego de un almuerzo que celebró en su honor en su casa.
“Ella llegó por una reunión de primeras damas que se celebraba en Asunción. Fue muy bien recibida, causó muy buena impresión. Muy afable, muy comunicativa. Mi señora le dio un muy lindo almuerzo en nuestra casa. Tengo un pequeño recuerdo de ella: una cajita de plata con su nombre”, rememoró Ramírez Boettner.
El excanciller detalló que Clinton se llevó una muy buena impresión del Paraguay y del trato que recibió. “Creo que se llevó un recuerdo muy grato de nuestro país y de cómo se le atendió acá”, dijo.
Entre las cosas que más llamaron la atención de la ex primera dama y actual candidata a la presidencia de los Estados Unidos estaba el idioma guaraní y la música paraguaya. “Es una señora muy simpática, muy suave. No se parece a la que está actuando como candidata a la presidencia, que está haciéndolo con constante energía; acá tenía un perfil muy afable. Antes no se metía en la política. Ella era la esposa del presidente; por supuesto opinaría pero no en público y no hacía una labor política como primera dama. Es una gran defensora de los derecho de la mujer, y con toda razón”, concluyó.
Placa frente al árbol cultivado por Hillary Clinton en 1995.
