El pasado 28 de setiembre, Dahiana Brizuela, de 20 años, se encontraba en su casa cuando dos personas llegaron a bordo de un auto blanco. “Yo abrí la puerta pensando que era el director de mi colegio, pero ahí entraron a la fuerza y dijeron que era un asalto”, relató la joven.
Sin embargo, lo llamativo del hecho es que los delincuentes preguntaron directamente por su celular nuevo y dijeron que no querían el viejo. “En todo momento me agarraron del cabello y decían que me iban a matar. Querían llevarme afuera pero mi hermana me estiraba”, continuó Dahiana.
Mientras tanto, la madre de la joven, desesperada, pidió que suelten a Dahiana. “Rejapi cheve pero ani rejuka che memby” (Disparame a mí pero no mates a mi hija), imploraba la mujer. Entonces, el hombre que sostenía a la estudiante puso el arma en su cabeza y gatilló, pero la pistola falló. “Me dijo que me iba matar y me pegó tres veces con el arma”, declaró la joven. Luego de intentar disparar en la cabeza de la víctima en otras dos ocasiones más, el delincuente manipuló el arma y volvió a disparar contra Dahiana; esta vez sí salieron las balas e impactaron en su pierna.
Lo llamativo del supuesto atentado es que, según manifestó la víctima, los dos hombres conocían muchos detalles personales. “Sabían todo, lo de mi teléfono nuevo, conocían mis movimientos, que mi papá había viajado un día antes, que yo estoy en casa a esa hora. Pasaron frente a casa cuatro veces ese día”, aseguró Dahiana.
Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy
Además, resaltó que durante el forcejeo, los delincuentes amenazaron con matar a los hijos de su hermana pero ellos ni siquiera estaban en el lugar. “No llevaron mi laptop que estaba a la vista, ni un 85 mil que se cayó de mi bolsillo cuando les pasé el celular. A mí nomás querían llevarme”, insistió. El automóvil en que llegaron los dos hombres se retiró luego de dejarlos en la casa y éstos se huyeron en la motocicleta de la estudiante.
En junio pasado, Dahiana Brizuela había participado en una toma que se realizó en la supervisión departamental de su zona y durante esa lucha recibió tres amenazas desde números privados, pero, según la estudiante, no pudo realizar la denuncia correspondiente por ser de escasos recursos y no poder pagar un abogado.
Hasta el momento, no se manejan datos concretos sobre quién podría haber ordenado el supuesto atentado en contra de la coordinadora departamental en Itapúa, de la Unión Nacional Estudiantil del Paraguay.
Dahiana suplicó al ministro de Educación, Enrique Riera, y al gobernador de Itapúa, el Dr. Luis Gneiting, que la ayuden a ejercer presión para que la Justicia aclare lo sucedido. “Solo quiero saber quién me hizo esto. Si a mí me pasa, a cuántos más podrá pasarles. Me destrozaron la pierna. Todo lo que pasé no le deseo a nadie”, lamentó la joven, quien cursa el último año en el Colegio República Oriental de Uruguay, de la ciudad de Gral. Artigas.
La denuncia pasó a la Fiscalía de San Pedro del Paraná. Estará a cargo de la investigación la Dra. Daysi Sánchez, quien declaró que hoy asumió el cargo y realizará las indagaciones correspondientes sobre el hecho en cuestión.
A través de su fanpage, la Unepy expresó su repudió hacia lo ocurrido a una de sus miembros. “(Dahiana) fue cobardemente atacada y herida con arma de fuego en su casa por un grupo de supuestos “asaltantes” en un episodio de violencia para nada “confuso”, sino más bien claramente identificable como una acción proto-mafiosa que buscaba amedrentarla y callar su voz de protesta e indignación frente al permanente manoseo de la educación en su comunidad”, resaltá el comunicado.
“Ya en varias ocasiones, la UNEPY ha denunciado en redes sociales y a las mismas autoridades educativas la existencia de una suerte de proto-mafia que se está apoderando de los recursos de la educación y que en muchas comunidades ha instalado un pacto de complicidad y de silencio que acomuna a políticos locales, supervisores y directores de colegios, todos unidos para seguir robando a los estudiantes y a todo el Paraguay”, critica.
Además, concluye “avisando que a quien cree que con estas acciones nos hará cerrar los ojos y que nos hará retroceder en nuestras convicciones, que eso no ocurrirá NUNCA. Al contrario, nos impulsa a actuar cada vez con más firmeza y determinación para construir una educación digna en un país justo, inclusivo y para todos”.
