Indolencia del Estado con adultos mayores

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Si todo el presupuesto asignado a la Dirección de Adultos Mayores para este año fuera invertido en cada uno de los 700.000 ancianos (o más) de este país, el monto destinado a cada persona apenas sobrepasaría los 3.000 guaraníes.

Si hoy, en el Día Nacional por los Derechos de las Personas Adultas Mayores, la Dirección General de Adultos Mayores destinara todo su presupuesto -2.697.244.926 millones de guaraníes- a cada uno de los adultos mayores de este país, cada uno recibiría poco más de 3.000 guaraníes al año. Actualmente en Paraguay hay más de 700.000 adultos mayores, uno de ellos es Antonio Cáceres López -94 años, viudo, sin familia-, uno de esos cientos de miles, uno como probablemente muchos que se encuentran abandonados.

Don Antonio tuvo una hija y una esposa, ambas murieron; una en un accidente y otra de enfermedad. Tuvo también un pequeño “rancho” en la compañía Hugua Ocampo, en el departamento de Concepción, que cayó por completo con una tormenta. Ahora tiene platinos en la cadera y el brazo derecho, y dos bolsos que lleva a cuestas mientras busca ayuda del Estado.

La Dirección General de Adultos Mayores, que debería atenderlo, no tiene autonomía ni presupuesto suficiente para hacer frente a las necesidades, opinan Eugenio Cabrera y Gerardo Valiente, miembros del Comité Consultivo creado en el 97’ para trabajar la atención a esta población.

Si los niños, los jóvenes y las mujeres se merecen una secretaría o un ministerio, por qué no los adultos mayores. Esa es la pregunta que se hace don Eugenio Cabrera. “Hay una discriminación bien clara”, dice.

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“El número de adultos mayores ha crecido considerablemente, pero no así los servicios lamentablemente la estructura actual de la Dirección de Adultos Mayores es absolutamente insuficiente para encarar con eficiencia el desafío que implica la atención de más de 530.000 adultos mayores”, rezaba la primera nota dirigida a Horacio Cartes, al vicepresidente Juan Afara y al ministro de Salud Antonio Barrios, en octubre de 2013.

Aquella nota, como otra que enviarían más tarde, nunca fue respondida por ninguna de las autoridades. Don Eugenio y don Gerardo lamentan la indiferencia del Ejecutivo. El año pasado recurrieron al Poder Legislativo, presentaron un proyecto mediante el cual pretendían darle autonomía y presupuesto propio a la Dirección, pero hasta ahora no hubo respuesta.

La franja etaria de personas de 60 años y más está creciendo y el problema debe ser atendido, dijeron en una visita al diario ABC Color. Además cuestionan que no saben cómo se usa el dinero en la Dirección, que entre 2011 y 2015 recibió más de 11.000 millones de guaraníes, según los documentos arrimados por los consejeros.

Don Antonio Cáceres contó que lleva siete años tramitando papeles para tratar de acceder a la pensión alimentaria que hoy día beneficia a 161.000 adultos mayores, pero no tuvo éxito. Como su rancho se lo llevó la tormenta, vive por la terminal de Concepción. “Todos me conocen”, dice en guaraní. Cada tanto viene a Asunción, donde un doctor cuyo nombre no recordaba lo atiende y le ayuda con un poco de dinero.

“No pido nada que no corresponda”, afirma. Antes de quedar imposibilitado trabajaba la tierra, pero las fuerzas ya no le alcanzan. En junio próximo va a cumplir 95 años y espera poder acceder a la pensión alimentaria. (Quienes deseen prestar ayuda a don Antonio, pueden hacerlo al 0972-631-512)

Así como no hay interés del Ejecutivo, en la Cámara de Diputados tampoco hay muchas ganas de apresurarse, porque primero hay que preguntarle al presidente, dijo la diputada liberal María Carísimo, quien desde hace tiempo trata de lograr el análisis y aprobación de un proyecto.

El plan es que los adultos mayores no paguen pasaje en zonas urbanas y mitad de precio en buses de larga distancia. El proyecto fue nuevamente aplazado ayer y se trataría dentro de 15 días. El tiempo es relativo, dependiendo de en qué momento de la vida se esté y en qué cargo se desempeñe una persona. Mientras tanto, los adultos mayores esperan.