El mayor “pecado” de José Luis Urbano, y lo que le hizo ganarse el odio de grupos mafiosos, fue haber creado la Fundación Prodefensa del Derecho de la Educación y la Niñez y haber levantado su voz en repudio contra la explotación infantil en los colegios.
Hoy, este venezolano que ha conocido el dolor de la pérdida de dos hijos, que fueron asesinados por sus perseguidores, se encuentra en nuestro país, trabajando tras el sueño de obtener algo que para todos nosotros puede parecer tan simple: una cédula de identidad que le permita la legalidad para asentarse en territorio guaraní y ganarse la vida honestamente.
José Luis se define como un defensor de Derechos Humanos. Una breve búsqueda de datos en internet nos permite corroborar lo que nos cuenta: fue reconocido internacionalmente por la ONU y fue exponente mundial sobre explotación infantil en colegios en su país. Está refugiado en nuestro país porque huyó de Venezuela debido a que lo perseguían, porque su vida corría peligro. Lastimosamente, sus condiciones de vida son muy difíciles y debe luchar cada día por ganarse el pan como electricista automotriz.
Llegó a territorio guaraní gracias a una paraguaya que le regaló un pasaje y también está muy agradecido con una familia que le ofreció un techo en la zona de Ypané, donde se encuentra desde hace seis meses.
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Oriundo de la ciudad de Barcelona, específicamente del estado venezolano de Anzoátegui, antes de los seis meses que lleva en Paraguay, estuvo cuatro meses en Brasil, donde cuenta que no la pasó muy bien.
José Luis cuenta a ABC TV sobre su trayectoria como defensor de DD.HH. Esta pasión se inició para él en 2004, cuando creó la Fundación Prodefensa del Derecho de la Educación y la Niñez. Apenas tres años después de iniciados sus trabajos, en 2007 sufrió un atentado en persecución a sus denuncias públicas: recibió tres disparos, pero logró sobrevivir.
Cuando publicó su primer libro, los ataques se trasladaron a su familia. Allí vivió el horror en carne propia cuando asesinaron a uno de sus hijos, el 10 de octubre de 2016, y luego hirieron a su hermana, el 30 de diciembre de 2016.
Allí no terminó todo para José, quien tuvo que sufrir el asesinato del hijo de una testigo clave de sus trabajos y, finalmente, sufrió la muerte de otro de sus hijos, el 24 de octubre de 2017.
Lo más doloroso para José Luis Urbano es que en los documentos el asesinato de sus hijos figuró primero bajo la carátula de “enfrentamiento con la policía”. Pero, gracias a la perseverancia se abrió una investigación y hoy hay cuatro policías presos esperando juicio por el crimen de sus hijos.
Al no soportar más la persecución, en enero de 2018, José Urbano huyó de su país. Ahora, su mayor sueño es que la Comisión Nacional de Refugiados (Conare) le otorgue su condición definitiva para poder contar con una cédula de identidad en Paraguay. Aunque no pierde la esperanza de obtener la estabilidad en nuestra tierra, también lamentó que no le estén dando importancia a sus pedidos.
Urbano tiene varios materiales publicados que vende a través de la tienda online Amazon. Con estos trabajos, él podría estar ganando dinero producto de las regalías, pero se ve impedido de abrir una cuenta bancaria en Paraguay hasta tanto se regularice su situación.
Aún tiene otros hijos: una niña de 12 años y joven de 27, a quienes sueña con traerlos de Venezuela, pero no cuenta con recursos para poder hacerlo.
Urbano realizó investigaciones y denunció la explotación laboral infantil en el ámbito de la educación en Venezuela, donde los niños trabajan para llevar dinero a sus profesores.
En 2009 fue reconocido por la ONU por su postulación internacional y en 2010 fue exponente mundial en Irlanda sobre la explotación infantil en colegios.
