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¿Estuvo al límite entre un vestuario sobrio o extravagante? ¿Los colores fueron subidos de tono? Sin duda, a partir de ahora, muchas mujeres tendrán que dejar su estilo informal para adoptar uno más recatado y sobrio, al asumir sus papeles en las fiestas y recepciones más serias.
El estilo clásico y minimalista predominó en el atuendo de Silvana López Moreira en su debut como Primera Dama. Con una reminiscencia estilo Jackie O. y un toque moderno del charme de Michelle Obama, la esposa de Mario Abdo irrumpió en la tarima de la fachada litoral del Palacio de López, con un dos piezas impecablemente confeccionado por Florencia Soerensen, un tapado de líneas puras en tono off white y como complementos al tono (guantes y calzados).
La consigna del "menos es más" cautivó por sus líneas sencillas. A la hora del almuerzo en Mburuvicha Róga, la Primera Dama llevó un vestido confeccionado en ñandutí. Siguiendo el manual de la primera dama clásica, el peinado semirrecogido acentuó ese toque distinguido que la siguió en todas las instancias de la posesión del mando de su esposo.
"Muy correcta, eligió un diseño de líneas puras en tono blanco hielo", opinó la diseñadora Soraya Bittar. Mientras, la diseñadora Beverly Kuhl dijo que la Primera Dama no tuvo críticas en la elección de su vestuario. "Quizás el saco era un poco largo, pero lució espléndida", comentó.
En el tedeum mantuvo la elegancia pero requirió de la asistencia de su guardaespaldas femenina, quien atenta a todos los movimientos pasaba el pañuelo de papel para atenuar el brillo del maquillaje en el rostro.
Pocos pero contundentes gestos de cariño se vieron en los actos oficiales, como el de limpiar la oreja de su marido de labial rojo que ostentaba (lo que generó ya el primer meme de la pareja presidencial), la tomada de la mano al momento de la jura, miradas cómplices en el tedeum y la salida triunfal en la explanada de la Catedral Metropolitana.
Todas las miradas apuntaron a Silvana ya que por mucho tiempo el país careció de la figura de la Primera Dama y se generaron muchas expectativas en cuanto a su style y también a los planes que tiene con reactivación del despacho. Sin embargo, no se pudieron seguir todas las instancias de su elección de vestuario (se manejaron tres cambios para esta jornada) porque en la primera recepción oficial de la pareja no hubo acceso a la prensa que fue convocada para el acto e inexplicablemente quedó afuera.
Lourdes Samaniego, la esposa del vicepresidente de la República, Hugo Velázquez, eligió vestirse con una capa con encaje Richelieu "que ya estaba de más". No le estilizaba la figura. Su estilo fue muy rococó para la ocasión. "Esa especie de estola era mucha tela para ella", añadió Soraya Bittar. "La capa ya estaba de más, el vestido le quedaba bien, solo que no hubiera usado esa capa", comentó Beverly.
Noelia Raquel Aranda, la esposa de Eduardo Petta, optó por un vestido de guipure rosa cuarzo sobre vestido de raso, y lo combinó con peinado y maquillaje correctos. A todos les encantó, lució muy fina y elegante.
Myriam de Castiglioni eligió un traje de color mostaza con randas en crepe opaco diseñado por Lidia Zavala. Un estilo hindú y un tono demasiado llamativo, quizás no era el vestuario adecuado para la ocasión. "El corte era perfecto, pero el color no era el correcto", dijo Beverly. No era para un acto protocolar", opinaron las diseñadoras de moda.
Gloria Penayo de Duarte, esposa del expresidente Nicanor Duarte Frutos, llegó a la ceremonia con un vestido rojo de corte impecable, aunque tal vez en un color demasiado llamativo para la primera hora de la mañana.
Juliana Awada de Macri, la esposa del presidente argentino Mauricio Macri, es una mujer extremadamente elegante. Todo lo que se ponga le queda bien. Pero salió fuera de la línea del protocolo al elegir un conjunto de blazer y pantalón.
En general, las damas en la ceremonia de investidura eligieron diseños simples y clásicos, con algunos detalles que los hacían diferentes unos de otros. Una pasarela con una diversidad de tendencias.