Las 22 celdas de lujo

La cárcel de Tacumbú, la mayor penitenciaría del país, situada en Asunción, cuenta con 22 celdas consideradas de lujo por su tamaño y equipamientos, afirmó la Fiscalía.

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Agentes fiscales, acompañados de técnicos del Laboratorio Forense, acudieron a indagar en las instalaciones de la prisión, en el marco de una investigación por presuntas irregularidades y privilegios de algunos internos del penal.

Uno de los fiscales, Igor Cáceres, precisó que realizar mejoras en las dependencias penitenciarias no constituye un delito, pero sí es un hecho punible que algunos de los funcionarios penitenciarios recibieran algún tipo de beneficio a cambio de introducir esas mejoras, un presunto hecho que está indagando el Ministerio Público.

La investigación se abrió a raíz de que, la pasada semana, el nuevo director de la cárcel, Luis Villagra, exhibiese a los medios de comunicación la celda en la que se encontraba el reo brasileño Jarvis Pavao, asociado al narcotráfico y considerado un poder en la sombra en Tacumbú.

En la celda de Pavao, que fue trasladado a dependencias policiales de máxima seguridad, se encontraban confortables sofás, una acolchada cama matrimonial, televisiones plasma y equipos de música, fax y fotocopiadora, entre otros elementos de lujo.

La celda, equipada con una cocina, un despacho, un baño con todos los servicios y un trastero-gimnasio para guardar su indumentaria deportiva de marca, recordaba a un luminoso loft aislado del resto de reclusos.

La privilegiada situación de Pavao, quien según sus abogados ayudaba económicamente a muchos presos sin medios para subsistir en la cárcel, contrasta con las condiciones de vida de la mayor parte de la población carcelaria de Tacumbú, que cuenta con unos 3.532 reclusos, pese a que solo tiene capacidad para 1.687 personas.

Precarias celdas donde se amontonan los prisioneros, muchos de los cuales ni siquiera tienen lugar en ellas y duermen en los pasillos, son el paisaje de Tacumbú, el máximo ejemplo de la superpoblación y el hacinamiento carcelario de Paraguay.

Ese exceso demográfico es común a todas las prisiones paraguayas, que según datos oficiales albergan a 13.071 personas, pese a que sus infraestructuras solo tienen capacidad para 6.643 internos.

Una de las causas de este hacinamiento, según el Ministerio de Justicia, es el abuso de la prisión preventiva, dado que cerca del 80 % de la población reclusa de Paraguay carece de una sentencia firme, lo que lo convierte en el segundo país sudamericano con mayor cantidad de presos en esta situación, y el décimo en el mundo.

Además de este “hacinamiento endémico”, el estatal Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura (MNP) denuncia las “privaciones sistemáticas” de derechos humanos existentes en las cárceles de Paraguay, como “condiciones indignas de alimentación e higiene”.

El ente también alerta de la situación “alarmante y calamitosa” en la que se encuentran las mujeres internas en prisiones en Paraguay, algunas de la cuales enfrentan hechos de tortura o se ven obligadas a prostituirse para acceder a derechos fundamentales.

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