Cargando...
Las ráfagas de viento del sector sur echaron algunos árboles, rompieron ramas de otras plantas y soltaron cables del tendido eléctrico de la Administración Nacional de Electricidad (ANDE), dejando sin luz a la zona. Sin embargo, los técnicos del ente estatal ya repusieron el servicio antes del amanecer.
Un cable del tendido eléctrico que se desprendió cayó sobre un local comercial con techos y pilares de metal y era un peligro constante para los transeúntes. Ante ese inconveniente, un policía se quedó de guardia en sus inmediaciones para evitar que los mismos se acerquen a las columnas.
El dueño del local, Jorge Klein, dijo que cuando se acercó a un muro metálico cercano a su edificio que tocó sintió los efectos de la electricidad que lo mareó y se dio cuenta de que la causa era el cable que cayó sobre el techo del mismo.
Señaló que, pasadas las 07:00 de hoy, llamó al jefe de la oficina de reclamos de la ANDE, Alder González, para solucionar el problema. Los funcionarios del ente llegaron recién a las 11:30, aproximadamente.
Por otra parte, según reportes, en algunas localidades de este distrito el temporal también destechó algunas viviendas y una escuela de la compañía Eguá perdió totalmente su techado. Ante esta situación, la máster en Ciencias Ambientales Antonia "Yiya" Martínez de Rojas una vez más instó a las autoridades ambientales a iniciar un proceso de reforestación en todo el país. También solicitó a las autoridades pertinentes cumplir la ley de deforestación cero y detener la pérdida de bosques.
Señaló que los ambientalistas llamaban a los frondosos bosques "muralla verde", porque detenían los fuertes vientos o temporales y regulaban el clima. Sin embargo, ya no existen las murallas verdes y los temporales son permanentes y el único camino para enfrentarlos en el futuro es la reforestación masiva.
Exhortó a los grandes ganaderos, productores de soja y latifundistas a abandonar la deforestación y por iniciativa propia reforestar sus propiedades y luchar contra el calentamiento global.
Indicó que, si los habitantes de estos tiempos no recuperan los recursos naturales, los de las generaciones futuras vivirán en un infierno y luego ya no habrá vida en nuestro mismo planeta, "porque Dios perdona, pero la naturaleza nada perdona", concluyó.