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Primeramente citó el Artículo 24 de la Constitución Nacional: “Las relaciones del Estado con la Iglesia Católica se basan en la independencia, cooperación y autonomía”. En este sentido, dijo que esto no significa que exista un trabajo separado entre dos esferas que se ignoran, sino que quiere decir que cada esfera se mueve por sus propios intereses.
Enfatizó que “cada uno, dentro de su propia esfera de competencia, está llamado a construir la ciudad de los hombres, que viven en la justicia, la verdad, la paz, la hermandad, la libertad”. Recalcó que la libertad no consiste en obrar de forma egoísta, “libertad que no es libertinaje, o sea, hacer todo lo que me gusta como si existiera solo yo, único señor y dueño de la tierra”.
El sacerdote expresó que no se puede separar la libertad de la verdad y de la responsabilidad. “Una libertad que no se haga responsable de la búsqueda de la verdad y que no actúe según el dictamen de la verdad, se convertiría en una esclavitud de nuestras peores pasiones y al mismo tiempo una lucha encarnizada entre diferentes pasiones”.
Sostuvo que de esta manera la ciudad se transformaría en una selva, donde no solo reinará la ley del más fuerte, sino del más egoísta y malvado.
También habló del uso de las redes sociales que a su criterio “plantea una de las mayores cuestiones éticas, sociales y políticas de nuestro tiempo, pues en estas plataformas se plantean los desafíos entre la verdad y la libertad".
Además, refirió que no se puede manipular a la población en nombre de la libertad a través de los medios de comunicación, que muchas veces omiten la realidad para defender sus propios intereses. “No podemos dejar en manos de quienes tienen el poder económico el monopolio de los medios de comunicación, que se convierte en monopolio de las conciencias, en nombre de una libertad que, en realidad, es negación de la verdadera libertad”, afirmó.