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Pobladores de Itapé, departamento del Guairá, hallaron numerosos peces muertos a orillas del Tebicuarymí. Asimismo, apareció una extraña sustancia debajo de los canales de desagüe de la fábrica y hasta diez kilómetros río abajo. El caso se denunció ante la Fiscalía del Medio Ambiente de Villarrica y la agente fiscal a cargo del caso, Martha Leiva, allanó ayer las instalaciones de la fábrica de azúcar, asentada en la localidad de Tebicuary, distrito colindante con Itapé.
La agente fiscal ordenó la toma de muestras de los desechos que salen de la fábrica azucarera y verificó el proceso de tratamiento de los efluentes del ingenio. Asimismo, levantaron muestras de las aguas del río y de un arroyo de la zona. Explicó que remitieros las muestras al Instituto Nacional de Tecnología y Normalización (INTN) para su estudio. Una vez que tengan los resultados podrán confirmar la contaminación del cauce hídrico y concluir si proviene del ingenio azucarero.
Por otro lado, el miércoles, estudiantes secundarios de Itapé marcharon en las calles de su ciudad exigiendo que se deje de contaminar el río Tebicuarymí.
El gerente de la Azucarera Paraguaya SA, Julio Boggino, aseguró que la empresa realiza un correcto tratamiento industrial de los residuos de la producción de azúcar y alcohol, como lo es la vinaza. Afirmó que el desecho que se vierte al río Tebicuarymí químicamente se encuentra dentro de los parámetros permitidos por la Secretaría del Ambiente (Seam). Indicó que cuentan con todas las licencias ambientales en orden y negó que la presunta contaminación sea responsabilidad de la empresa.
La Azucarera Paraguaya SA donó una camioneta a la Fiscalía del Medio Ambiente de Villarrica a fin de conseguir el sobreseimiento por otro caso de contaminación. Se trataba de una causa de 2012 por la polución del aire a consecuencia del uso de abonos orgánicos en una parcela de caña de azúcar, en las cercanías de la compañía Lomas Hovy, distrito de Itapé.
Era estiércol de gallina y cal que, al mezclarse, generó fuertes olores y produjo una invasión de moscas que afectó a la población de la zona. La investigación estuvo a cargo de la anterior fiscal del Medio Ambiente de Villarrica, Karina Escurra.
La fábrica se defendió afirmando que el lugar de cultivo en ese entones era propiedad de solo un directivo de la Sociedad Anónima y que la responsabilidad debía ser particular y no empresarial. Finalmente, la Azucarera Paraguaya terminó por aceptar la comisión del hecho punible y la empresa fue beneficiada con un criterio de oportunidad. Tuvo que reparar el daño y realizar un resarcimiento a la sociedad, que consistió precisamente en la donación de una camioneta a la Unidad Especializada en Delitos Contra el Medio Ambiente del Ministerio Público de Villarrica, según confirmó Boggino.