Otro cargamento en julio

La empresa que era utilizada para el contrabando de oro y tráfico de drogas había sacado del país en julio pasado varios cargamentos. En dos de los envíos, declararon cobres y cobres refinados, fachada similar a la que usaron con el oro incautado.

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De acuerdo a documentos a los que tuvo acceso ABC Color, la firma Cristal Esteño S.A., empresa vinculada al caso de intento de contrabando de oro desde Asunción y tráfico de cocaína desde Ciudad del Este, consiguió enviar sin mayores inconvenientes varios cargamentos de mercaderías en julio pasado.

En total, fueron cuatro los cargamentos enviados al exterior y las mercaderías eran bastante variadas: maderas, electrónica, cobres y cobres refinados, de acuerdo a lo que declaró la empresa. Los destinos finales eran Hong Kong, China y Estados Unidos.

Según los documentos, las mercaderías enviadas tenían un valor superior al millón de dólares. Dos de los cargamentos, los de cobres y cobres refinados, rondaban los US$ 500.000 cada uno.

Los envíos tuvieron lugar en julio pasado, semanas antes de que la firma Cristal Esteño S.A. saltara al centro de la atención pública por su vinculación con un intento de contrabando de oro a través del Silvio Pettirossi.

A principios de agosto, un cargamento de 480 kilos de lingotes declarados como supuesto bronce fue retenido en el aeropuerto internacional “Silvio Pettirossi” de Luque.

El caso se inició el jueves 4 de agosto, cuando aterrizó en la principal estación aérea de nuestro país procedente de Guayaquil, Ecuador, un jet privado Gulfstream III, con matrícula N111FA de Estados Unidos.

La nave estaba al mando de los pilotos estadounidenses Edward Knapp y George Taylor, y como pasajeros figuraban el también estadounidense Mark Daniels, el belga Mark Didier y los mexicanos Juan Jartamillo, Juan Ontiveros y José Salazar.

Supuestamente, los extranjeros compraron ese mismo día, en Ciudad del Este, 480 kilos de lingotes de bronce, por un monto que oscilaría los 500.000 dólares. La mercancía fue embarcada al día siguiente con documentos de la empresa exportadora Cristal Esteño SA y con las gestiones del despachante Ricardo Castro Vera, de acuerdo con los informes proveídos por la Policía y por las autoridades del aeropuerto.

Sin embargo, algunas inconsistencias en las documentaciones activaron el perfil sospechoso sobre la mercancía, que entonces fue retenida justo antes de que el avión jet volviera a despegar de Paraguay.

El cargamento fue incautado y sometido a una serie de análisis que revelaron que en realidad no se trataban de lingotes de bronce sino de una aleación de plata en la que camuflaron oro que había sido extraído de Paso Yobái, distrito del departamento de Guairá, donde se explota este metal precioso.

De acuerdo a estimaciones de los agentes del Ministerio Público intervinientes en el caso, el valor total del oro que pretendía ser contrabandeado de esta manera rondaba los US$ 10 millones.

Lo llamativo de los envíos realizados en julio es que al igual que el cargamento requisado en agosto pasado, la empresa declaró cargamentos de lingotes de metal, una fachada similar a la que utilizaban para el contrabando de oro.

Todavía proseguían las investigaciones del caso de los lingotes, cuando la firma Cristal Esteño S.A. volvió a ser salpicada por un nuevo escándalo y otra vez en una terminal aeroportuaria.

El 19 de agosto, en el aeropuerto Guaraní de Ciudad del Este, un ciudadano libanés con documento paraguayo fue detenido luego de que intentara despachar unas 24 cajas, cada una con cuatro rollos de papel en su interior, que escondían a su vez cocaína.

Se estima que el total de la carga (papel y droga) rondaría los 500 kilos, de acuerdo a los primeros datos provistos por agentes de la Policía que intervinieron en el procedimiento.

De acuerdo a datos de la Policía había un hilo en común entre la droga incautada en Ciudad del Este y el oro de Asunción: Cristal Esteño S.A. Según los intervinientes, la cocaína que iba a ser enviada a Turquía desde territorio altoparanaense iba a ser despachada a nombre de la misma empresa involucrada en el intento de contrabando de drogas.

Cabe resaltar que informes de organismos internacionales señalan que el contrabando de oro y diamantes ha pasado a convertirse en uno de los esquemas favoritos de grupos del crimen organizado para el lavado de dinero.

En 2014, al menos 206 vehículos que figuran en Europa como robados y que ingresaron al país fueron identificados por los investigadores de la Aduana. De esta cantidad, ocho lujosos automóviles habían sido los primeros retenidos tras ingresar por el puerto aduanero de Caacupemí. Una partida de la mercadería llegó a nombre de Derlis Francisco Gill y de la firma Cristal Esteño S.A., que en aquel entonces figura vinculada a Édgar Darío Benítez Alderete y Gregorio Daniel González Vera.

Ese mismo año, en noviembre, la firma fue vinculada con un millonario cargamento de mercaderías de contrabando que fue incautado por inspectores de Aduanas. “En un procedimiento efectuado este viernes en el Puerto Privado Fénix, de Mariano Roque Alonso, la Coordinación Administrativa de Investigación Aduanera (CAIA), logró decomisar mercaderías presuntamente falsificadas por un valor de 42 millones de dólares”, relataba un informe de la época de la DNA.

Fueron requisadas carteras y billeteras de conocidas marcas como Prada, Salvatore Ferragamo, Saint Laurent, Louis Vuitton, Burberry; además lentes Ray Ban, Marc Jacobs, calzados deportivos, aparatos celulares de marca Samsung, relojes y prendas de vestir.

El contenedor estaba a nombre de Cristal Esteño S.A., aunque nunca nadie se declaró responsable de la carga. El valor total del cargamento rondaba los US$ 42 millones.

juan.lezcano@abc.com.py - @juankilezcano

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