Otro cura en la mira

Una joven denunció al cura párroco de la parroquia Sagrados Corazones de Jesús y de María de la ciudad Presidente Franco, Alto Paraná, por supuesto acoso sexual. El sacerdote incluso la invitó directamente a dormir juntos, según la denuncia.

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Rubén Darío Cáceres Aveiro es el nuevo sacerdote en la mira de la justicia, denunciado ante el Ministerio Público y ante la Diócesis de Ciudad del Este por acoso sexual. La denunciante es una joven de 18 años quien, después de contar lo sucedido a las autoridades, fue expulsada de la Pastoral Juvenil.

Se convirtió en sacerdote en noviembre de 2011 y llegó a esta parroquia en enero de este año, tiempo en que la joven ingresaba a la Pastoral Juvenil. El cura obtuvo su número de teléfono y la contactaba diaria e insistentemente a través de WhatsApp. “Este acoso comienza entre abril y mayo. Él, primeramente, me escribe de buena onda pidiendo músicas y esas cosas, una nunca va a pensar que tiene malas intenciones un sacerdote”, relata la afectada, cuya identidad omitimos por salvaguardar su integridad.

Pronto, esos mensajes inocentes se convertían en incómodos, con saludos de buenos días desde las cinco de la mañana. Hasta le pedía que le mande su fotografía para ver cómo lucía. “Empezaba a ser pesado cuando le dejaba en visto”, relata. Se vio obligada a cambiar de número incluso, para cortar la comunicación. 

No solamente a través de mensajes era el acoso -expresa- sino también cuando la veía en la parroquia. Describió que éste le tomaba de la mano constantemente y también le daba efusivos abrazos que se volvieron inquietantes muestras de afecto. “Una vez me dio un beso en la mejilla y me rozó la nalga; ahí dije que estaba pasando algo muy raro”.

Si bien esto ocurrió en la primera mitad de este año, no hizo la denuncia sino hasta diciembre, pues su madre padece cáncer de mama y en esos meses estaba llevando adelante el tratamiento. La situación de la familia no era la más cómoda para enfrentar también una denuncia contra un sacerdote.

A los mensajes y las muestras de afecto en persona se les suman propuestas de paseo y viajes solo entre ellos dos y hasta la invitó a dormir con él, según los hechos relatados ante el Ministerio Público. Una vez que le comentó a sus padres lo que sucedía, luego de que su madre terminara con su tratamiento, decidieron enfrentar al cura, quien en un primer momento negó todas las acusaciones pero luego terminó aceptando la culpa y hasta pidió perdón, relata la joven.

Luego de que la Diócesis y el Ministerio Público tomaran intervención en el caso, se acrecentaron las represalias contra ella y su familia, ya que ni a la iglesia los dejaban ir tranquilos, pues eran acusados de proferir calumnias contra el párroco.  La denunciante espera que los agravios por parte del entorno directo del sacerdote Rubén Darío Cáceres Aveiro acaben ahora que el caso se torna público. La Iglesia abrió un sumario y dio como plazo tres meses a los investigadores para obtener resultados.

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