Paraguay, el más amenazado

Este artículo tiene 9 años de antigüedad
/pf/resources/images/abc-placeholder.png?d=2393

El Día Internacional de los Bosques, se conmemoró ayer en nuestro país donde hay dos principales ecosistemas forestales, el Bosque Atlántico del Alto Paraná (BAAP) y el Chaco. Ambos amenazados por la deforestación impulsada por las actividades agrícolas.

La deforestación resulta especialmente preocupante en la parte paraguaya del Gran Chaco, región que compone la segunda superficie boscosa más extensa de Sudamérica, después del Amazonas, y que también comparten Brasil, Bolivia y Argentina, según la organización Guyra Paraguay.

De estos países, Paraguay es el que más deforesta, con alrededor de 285.000 hectáreas de bosque destruidas a lo largo de 2015, del total de 465.857 hectáreas del Gran Chaco que sufrieron cambio de uso en ese período, de acuerdo con los datos de Guyra Paraguay.

Las causas de esta rápida deforestación, que avanza a un promedio de 2.243 hectáreas diarias, son el bajo precio de la tierra en el Chaco paraguayo y la ausencia de restricciones a la deforestación para las empresas agrícolas, dijo a Efe Fabiana Arévalos, oficial de geoprocesamiento de Guyra.

En cuanto a la región oriental de Paraguay, por la que se extiende el Bosque Atlántico del Alto Paraná, rige desde 2004 una ley de Deforestación Cero que prohíbe la tala, pero Guyra pudo verificar que esta legislación se está incumpliendo.

Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy

Arévalos detalló que una de las principales amenazas es el tráfico de maderas, que muchas veces se detecta en personas que talan árboles de forma clandestina en áreas naturales protegidas de esta región.

La experta afirmó que la destrucción de bosques en ambos ecosistemas provoca la pérdida de la fertilidad del suelo y de la biodiversidad, con la desaparición de especies de flora y fauna.

Agregó que la tala amenaza los modos de vida de varias comunidades, especialmente de grupos indígenas que viven en aislamiento voluntario, y para quienes el bosque constituye su hogar.

Las masas boscosas funcionan además como sumideros de carbono que mitigan los efectos de la contaminación, y su desaparición puede provocar la proliferación de enfermedades respiratorias, dijo.

También aumenta el riesgo de expansión de enfermedades transmitidas por vectores animales, que al ver destruido su hábitat, se desplazan a otras zonas buscando adaptarse.

Los bosques poseen también un rol importante para amortiguar los efectos del cambio climático, como las inundaciones y sequías, cuyas consecuencias se intensifican a medida que avanza la deforestación.

La pérdida de bosques puede así provocar una alteración climática grave en toda la región, según dijo a Efe Lucy Aquino, directora de la ONG conservacionista WWF Paraguay.

Aquino criticó los “deficientes controles” sobre la destrucción de masa forestal en Paraguay, y denunció que pocas veces se escucha la voz de los pobladores del Chaco, donde reside el 3,7 % de los casi siete millones de habitantes del país.

La responsable de WWF dijo que en esta región las áreas protegidas están fragmentadas, y pidió que se establezcan conexiones entre ellas a través de los llamados “corredores biológicos”.

WWF considera que tanto el Gran Chaco como el Bosque Atlántico son ecosistemas de importancia mundial para la mitigación de los efectos del cambio climático.

La actual tasa de deforestación sitúa a Paraguay como el sexto país del mundo con mayor reducción de bosques, con la pérdida de unas 325.000 hectáreas anuales, según la Agencia de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).