La planta de tratamiento de Troche producía en 2016 unos 70 litros de alcohol por cada tonelada de caña de azúcar. Sin embargo, ahora produce apenas 48, según un escrito difundido por Patrocinio Báez, nuevo gerente de enlace corporativo de Petropar en la planta de Troche.
Báez contó en conversación con ABC Color que la planta de producción se paraliza, en promedio, de entre dos y tres días por el mal estado del molino. Señaló una licitación de G. 3.150 millones concedida en la gestión de Eddie Jara para mantenimiento de los reductores y las turbinas del accionamiento de molienda. Esto estaba a cargo de la empresa Manutec Ingeniería, cuyo representante es Marcial Delgado Urán.
El gerente de enlace corporativo manifestó que estos daños en las maquinarias generan un gasto “inmenso” para la empresa y pone en riesgo otros sectores. Calificó como el “peor momento” de la producción alcoholera de la planta. Aseguró que unos 1.900 cañicultores de la zona se ven afectados por esto. En un determinado momento, indicó que él “no vio” trabajo alguno de la millonaria licitación.
En el escrito también habla sobre cinco turbinas con las que cuenta la planta, de las que solo funcionan cuatro. A la que no funciona le faltan repuestos y el engranaje de una reductora. Además, detalló que tienen que usar repuestos usados para poder hacer funcionar la maquinaria.
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Marcial Delgado, representante de Manutec, habló también con ABC Color y dijo que su empresa cumplió con todo lo estipulado dentro del contrato y que la licitación fue para proveer todo lo relacionado a los reductores y turbinas, no así al molino, que corresponde a otra empresa. Dijo que nada tiene que ver con los partidos políticos y que los servicios que provee están avalados y que su empresa es una de las pocas que provee este tipo de productos. También manifestó que es su primera licitación con el Estado.
Calificó el problema de producción como uno de operatividad en la planta de Troche. Las autoridades, que asumieron en la gestión de la presidenta Patricia Samudio, lamentan la suerte de desorden con el que recibieron la planta de manos de la gestión cartista.