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Mayo de 1983. Pilar, capital del departamento de Ñeembucú, experimentaba una de las peores crecidas de su historia. Como es lógico, en ese entonces hubo una evacuación en buques hacia Asunción, pero también miles de pilarenses lucharon para evitar –literalmente– la destrucción de la ciudad. El 23 de mayo, los pilarenses lograron cubrir una brecha de 20 metros en uno de los muros de defensa (no es el mismo que hoy rodea la ribera) para proteger parte de la ciudad.
El 28 de ese mes, el nivel del río Paraguay alcanzaba los 9,95 metros, una cifra considerada hoy de catástrofe. El frío no impidió que el 2 de junio se realice una procesión náutica para soportar la situación difícil. El archivo también resalta la baja temperatura que hacía en ese tiempo.
Hace más de 30 años también fueron evacuadas ciudades argentinas como Formosa. El tiempo pasó y la prevención fue una de las cuestiones clave en el vecino país que Paraguay dejó pasar. Pilar hoy puede aguantar, apenas, un nivel de 10 metros que podría sostener el muro de contención.
La ciudad soporta una similar situación hoy en día. El nivel del río hasta el martes era de 8,78 m, es decir, 1,17 m menos que aquel entonces. Sin embargo, ahora el muro de contención presentó algunas filtraciones, lo que pone en zozobra a la población. Los pilarenses, como en aquel entonces, siguen resistiendo. La lucha se marcó desde siempre.
ABC Color pone a disposición de sus lectores una serie de tapas de mayo y junio de 1983, que reflejan la realidad que se vivía en Pilar durante aquella crisis, realidad que parece no haber cambiado mucho 32 años después.