El Tribunal de Sentencia estuvo presidido por el juez Christian González, mientras que como miembros estuvieron los magistrados Christian Bernal y Sonia Villalba.
El Ministerio Público había pedido en sus alegatos finales pena de 29 años de cárcel para el principal sospechoso, más 7 años como medida de seguridad. Es decir, en total había requerido 36 a ños de prisión para el autor del homicidio. En tanto, para el cómplice, habían pedido 7 años de penitenciaría.
El agente fiscal de Villa Hayes Jorge Figueredo, refirió durante sus alegatos finales que existen elementos suficientes para corroborar que el oficial 2° Velázquez planificó y actuó en la perpetración del hecho en el cual se cobró la vida de su pareja, quien en ese momento se encontraba con cuatro meses de gestación.
En ese sentido, el agente destacó también que se perdieron dos vidas humanas (la madre y el bebé en gestación) Por lo tanto, la reprochabilidad del sindicado es mayor.
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El 7 de junio del año 2013, la mujer fue encontrada en la cantera de Acaray, sin signos de vida y con un disparo de arma de fuego en la cabeza.
El arma que se habría utilizado para el efecto, pertenecía al colega de Velázquez, Humberto González. De acuerdo al relato proporcionado en juicio, el cuerpo sin vida de la mujer, habría arrojado en el río Confuso, mientras que el arma homicida fue arrojada a río Jejuí, según los datos. La investigación indica que el homicidio sucedió el 6 de junio del 2013, en la compañía Costa Guazú de localidad de Benjamín Aceval, del departamento de Presidente Hayes.
Previo a los alegatos finales de las partes, ambos acusados prestaron sus declaraciones indagatorias ante el tribunal. Velázquez negó en todo momento su participación en el suceso, mientras que Humberto González, confesó ser cómplice y amplió su declaración, contribuyendo al esclarecimiento de los hechos. A la vez, pidió perdón a la familia de la víctima por su culpabilidad.
El abogado defensor de la familia de la víctima, Rolando Regis, refirió a ABC Color un recuento de cómo habían ocurrido los hechos.
Tras encontrarse el cuerpo de la mujer el 7 de junio, los familiares hicieron una denuncia por desaparición.
Posteriormente se había encontrado en su lugar de trabajo un teléfono celular, que la mujer había dejado. En el móvil se encontraron mensajes en los que ella y su pareja hablaban de que se iban a encontrar.
El hombre le había propuesto salir pero le había pedido que no se lo comente a nadie.
La mujer tenía planeado viajar el 7 de junio, sin embargo, la última persona que la vio con vida fue el sereno de su vivienda, en la noche del 6 de junio.
Llamativamente, desde el 31 de mayo, el hombre le había comunicado a la víctima que había cambiado su número de celular, por lo que la escribía de un teléfono diferente hasta el día de los hechos.Este número terminó perteneciendo a una tercera persona que nada tenía que ver con el homicidio.
En el mes de abril, la víctima le había contado a su pareja que estaba embarazada, a lo que el policía le respondió que “no quisiera tomar una responsabilidad así”, relató el abogado.
En cuanto al cómplice, este confesó que a las 21.30 alzaron de la mujer de la plaza uruguaya, y se dirigieron hasta la cantera.
“Ya durante la tarde le había dicho che ‘amboviajasé peteiape’. Cuando van a buscarle en el auto de Humberto González.Le dice Koa che la amboviajasea”, continuó refiriendo el abogado.
Humberto González declaró que “no creyó tanto”, lo que le decía su colega, hasta que cuando llegaron a la cantera, él se bajó un momento a hacer sus necesidades. “Al volver, confesó que ya vio que le estaba apretando del cuello a la mujer, y no bien se acercó, le dio un tiro en la cabeza”, contó el defensor.
El cómplice declaró que como tanto el auto como el arma le pertenecían “no le quedó de otra”, que ayudar a deshacerse del cuerpo.
Salieron raudamente del lugar y llevaron el cuerpo al río Confuso, donde lo arrojaron, mientras que el arma la tiró en el río Jejuí.
Posteriormente, confesó que mandó a lavar el auto, y denunció que le habían robado el arma violentando su vehículo. Sin embargo, la historia que intentó “fabricar”, fue por la borda cuando la investigación determinó que el auto nunca fue forzado.
A través de declaraciones de amigas cercanas a la finada se supo que ellos sabían que ella estaba embarazada y les había comentado que la noticia no le gustó a Carlos Velázquez, cuenta el abogado defensor.
Por otra parte, una de las amigas testificó que sabía que la ahora fallecida, tenía informaciones comprometedoras sobre el trabajo de Velázquez.
El Tribunal fue unánime en cuanto a la condena del cómplice Humberto González, mientras que sobre la condena de Carlos Velázquez hubo una disidencia, no obstante, ganó la mayoría.
Ahora, la otra parte podrá hacer uso del recurso de apelación, no obstante, las pruebas que pesan sobre los sentenciados además de la confesión del cómplices, aportan suficientes elementos a la condena en primera instancia.
