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Espinoza se refirió a la situación de la donación de órganos en Paraguay, en el marco de la espera del pequeño Jesús por un nuevo corazón.
Inicialmente, hubo un repunte de donaciones, luego de la muerte de Anita Almirón y una intensa campaña de concienciación.
Varios pacientes lograron cambiar sus vidas, gracias al gesto de familias que -en medio de su dolor- decidieron dar felicidad a otras.
El revés se dio con el caso de Thiago, un niño que consiguió un corazón; sin embargo, el órgano no respondió como todos esperaban y finalmente falleció.
“El caso de Thiago sí nos afectó. Yo creo que nos afectó, por las cifras de las donaciones”, reconoció Espinoza, en contacto con Canal 100.
Mencionó que se percibió un negativismo en las familias, luego del revés en la operación del pequeño.
“Nos hemos habituado al éxito, a que todo salga perfecto. Estuvimos muy pendientes del caso, apareció una solución aparente, pero finalmente fracasamos”, lamentó.
Consideró que esta mala noticia influyó en el ánimo y la actitud de la ciudadanía, ya que luego de esto “hemos tenido varios casos de negativas de las familias a donar los órganos”.
Destacó, sin embargo, que se llegó a una cifra de 20.000 donantes voluntarios inscriptos en el INAT, pese al aparente negativismo.
Estimó que la sociedad nuevamente tomará conciencia de la importancia de este gesto.
“No hay que perder la paciencia. Esto es un proceso de maduración como individuos y como sociedad”, apuntó.
Pidió a la ciudadanía tomar en cuenta los exitosos resultados de otros casos de donaciones de órganos.
Recordó que varios pacientes, inclusive niños, pudieron salvar su vida o mejorar su condición, gracias a los trasplantes.
Uno de los que necesitan con urgencia de un donante es Jesús Ariel, de nueve años, quien permanece internado en el Hospital Acosta Ñu, en espera de un nuevo corazón.