Realidad agobiante como el calor

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Del grupo de indígenas que acampan en la Plaza Uruguaya, las víctimas más inocentes son los niños que tratan de encontrar alivio a su hostil realidad -al menos la más agobiante e inmediata como es el calor-, refrescándose en las fuentes de la ciudad.

Casi invisibles a la vista de la indiferencia, un grupo de niños se distraen del calor de la siesta del domingo, jugando en una de las fuentes ubicadas en México esquina Palma, al costado de la Plaza Uruguaya, espacio verde de la Capital ocupado actualmente por la comunidad Guairá Poty de Yasy Cañy de Canindeyú.

Sin el pudor que les permite la inocencia de la niñez, algunos juegan desnudos con el agua, mientras, entre ellos, una de las pequeñas niñas estruja una prenda recién lavada.

De fondo, la vida en el campamento improvisado con carpas dentro del perímetro de la plaza capitalina se sucede con una rutina casi inalterable. Las rejas en parte fungen de tendederos de ropas de los visitantes temporales.

El grupo de indígenas pretenden quedarse en la capital hasta que el Indi resuelva un reclamo que tiene de compra de tierras para unas 10 comunidades de Canindeyú y 12 de Caaguazú.

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