El taller se enfocó sobre todo a las minorías culturales del país, como los 19 pueblos indígenas, pertenecientes a cinco familias lingüísticas, con una población aproximada de 116.000 personas y a la comunidad de inmigrantes argentinos, brasileños, japoneses, coreanos, alemanes, franceses, italianos, suizos o afrodescendientes, entre varios otros más.
Estela Franceschelli de la Secretaría Nacional de Cultura dijo que la experiencia que tienen con este taller es que “cuesta entender que discriminamos. Paraguay no tiene una cultura única y consolidada, cuesta entender que no solamente bailamos polca, que tenemos ciudadanos que hablan japonés en Itapúa y alemán en Boquerón, que hay compatriotas paraguayos que hablan árabe en Alto Paraná. Hay un poderío cultural fuerte que hace que no nos entendamos siempre por igual y tenemos que comenzar un trabajo para saber como ponernos de acuerdo”.
Franceschelli dijo que debemos hablar sobre la diversidad cultural “porque nuestro país es demasiado rico en sus culturas, en las originarias, las nuevas, lo que van creciendo y este valor tenemos que usar bien. Sin conflictos, porque hay discriminación cultural, en todo sentido, ya cuando nosotros decimos por ejemplo “este kurepi” (argentino), en la práctica vemos que hay distintas formas de discriminación. Entre todas las culturas siempre hay quienes son mejor valoradas y otros menos. Lo que tenemos que tratar de mantener es un diálogo en equidad, que todas las culturas puedan hablar en el mismo nivel, con la misma dignidad y respeto”.
El respeto hacia cada una de las culturas puede inclusive aportar para el desarrollo del país. Franceschelli indicó que alguien que se siente libre en vivir su cultura es una persona feliz y trabaja mejor.
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Una alumna manifestó lo difícil que es muchas veces para los indígenas, adaptarse a las nuevas reglas de vida, porque hace poco vivieron todavía sus culturas ancestrales. Otro participante subrayó la característica de la cultura menonita hacia el trabajo y cooperativismo, que genera confianza a los proyectos comunitarios de desarrollo. Se destacó la peculiar situación del departamento de Boquerón, donde conviven 21 lenguas distintas.