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Una de las medidas adoptadas por la comisión fue organizar un recorrido por el cauce con indígenas, productores, menonitas y pobladores ribereños, que estarán acompañados por autoridades departamentales y municipales de Boquerón.
Óscar Salazar dijo a ABC Cardinal que el plan es identificar los tramos “más complicados” del río y sus afluentes, es decir, mezclar la ingeniería con los conocimientos de los habitantes locales, sobre todo para despejar represas naturales y artificiales que se forman a lo largo del canal. “Yo creo que ningún ingeniero de escritorio va a saber más que los lugareños”, justificó. El río cambia constantemente su curso, por eso es importante el conocimiento de los pobladores de la zona, acotó.
“Ni el ganado vacuno ni la vida humana están sufriendo todavía”, expuso, motivo por el cual no se le puede llamar aún “catástrofe”; no obstante, se necesita trazar planes a mediano y largo plazo. Explicó que Argentina sí posee más agua en su lado del río, pero el Pilcomayo va retrocediendo y “tarde o temprano este proceso también va a alcanzar a los argentinos”. Finalmente, reconoció que “se pudo haber hecho un mejor trabajo de ingeniería” en el canal paraguayo.