Senasa quiere salir del cementerio de sus proyectos

FILADELFIA. Una reunión entre técnicos del Senasa y autoridades de todo el Chaco se realizó ayer con el objetivo de encontrar un nuevo sistema que garantice la provisión de agua.

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El Servicio Nacional de Saneamiento Ambiental (Senasa) se reunió durante cuatro horas con 60 representantes de las tres gobernaciones del Chaco, municipios del Chaco Central y organizaciones de la sociedad civil para buscar una Unidad Técnica de Agua y Saneamiento (UAS) con técnicos locales, como un cambio de modalidad para salir del cementerio de sus innumerables proyectos fallidos.

El encuentro, que contó también con la presencia de una misión de supervisión del Banco Mundial (BM) y la Mesa Intersectorial de Agua y Saneamiento para el Chaco (MIAS-CHACO), se hizo en el marco del Proyecto de Modernización del Sector Agua y Saneamiento (PMSAS), financiado por el BM por G. 23.000 millones y ejecutado por Senasa en 31 comunidades indígenas del Chaco.

“Hay un cementerio de proyectos, Senasa es un ejemplo de eso. Hemos tomado conciencia de eso y queremos corregirlo. Los proyectos deben ser sostenibles, la presencia de Senasa en el Chaco tiene que ser efectiva; hoy, Senasa se concentra en la Región Oriental, no tiene funcionarios en el Chaco y en cooperación con las municipalidades de Filadelfia (Boquerón) y Tte. Irala Fernández (Presidente Hayes) hemos conseguido un terreno para construir nuestra sede en el Chaco. Estamos insistiendo en la alianza con todos los actores, en un sistema único de información, capacitaciones a nivel local”, dijo el coordinador del proyecto, Juan Pereira.

Participantes cuestionaron el comportamiento conflictivo del personal de contratistas de la capital en las comunidades y el uso de materiales de construcción que hacen que los sistemas de agua no funcionen. Hoy día las mujeres, por ejemplo, de Yalve Sanga, traen agua turbia de los tanques de Senasa “que nunca sirvieron y no van a servir”, lamentó Franz Goertzen, de la Municipalidad de Loma Plata.

“Se va a controlar las obras y empresas conflictivas van a tener que seguir”, exigió Rodolfo Hildebrandt, de la Municipalidad de Filadelfia. Norma Álvarez de la Plataforma de Mujeres Indígenas del Chaco recordó que el presidente Horacio Cartes en su campaña electoral había dicho que el indígena va a terminar de tomar “agua chocolatada” en el Chaco, “pero no pasa nada, no somos locos, somos humanos”.

Varios participantes indicaron que los menonitas han encontrado un sistema de recolección de agua con aljibes, que es autosuficiente en gran parte y debe ser copiado por Senasa, mientras el coordinador de Pueblos Indígenas del Chaco, Crecencio Cáceres, exigió que se cumpla con la consulta previa e informada. La Municipalidad de Filadelfia, Plataforma de Mujeres Indígenas y la Asociación Pro Comunidades Indígenas manifestaron una postura conjunta que todos los recursos, decisiones y consultas para mejorar el acceso al agua de los indígenas del Chaco deben pasar por los gobiernos locales y, a través de ellos, a las comunidades.

Una de las innumerables y costosas ruinas de Senasa en el Chaco se encuentra por ejemplo en la comunidad Paraíso, distrito de Mariscal Estigarribia. Aquí, Senasa construyó en 2013 un sistema de agua con tajamar, tanque australiano, molino de viento y cañería por G. 980 millones. La obra de pésima calidad no fue terminada ni reparada y se pudre desde hace cuatro años. “No anda, no podemos usar nada de Senasa”, dice el líder Florentino Calderón.

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