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El pasado 31 de octubre se resolvió remover de su cargo y poner a disposición de la Dirección de Talentos Humanos de Incoop a Claudia Deiró Cuevas, luego de que denunciara que fue víctima de acoso sexual por parte de un compañero de trabajo, que incluso le envió fotografías de su pene a través de WhatsApp.
“Ellos me dicen que no me pueden reponer en el cargo que tenía. Es injustificado cómo me trasladaron”, nos dijo la afectada. Desde que se emitió dicha resolución, se presenta a trabajar pero no tiene funciones asignadas.
Pese a ser la denunciante, la quieren trasladar a otra dependencia. Ella cumplía funciones en Supervisión y Fiscalización, pero, tras hacer público el acoso, la quieren llevar a la oficina de Secretaría de Prevención de Lavado de Dinero o Bienes (Seprelad), mientras que el denunciado continúa trabajando con normalidad, sin sumario u otra imposición.
“Se presentó un memo que dice que no rindo en mi trabajo”, cuenta Claudia. Agrega que es un intento de justificar su traslado, pero asegura que es la primera vez que la califican de improductiva. “Primero me alaban por mi trabajo, me ponen a enseñar a compañeros nuevos, después dicen que soy idónea. No tienen por dónde agarrarse”.
Asegura no estar en contra del traslado, sino del hecho de que éste se da en el marco de un acoso sexual en que el responsable ni siquiera recibió una llamada de atención. La funcionaria resulta doblemente victimizada.
Medio mes pasó desde que se ordenó el traslado de la denunciante. Félix Hernán Giménez, titular de Incoop, dijo en un principio que “investigaría” más con respecto al tema. Hoy optó por no atender nuestros llamados ni responder mensajes.
Este caso pone al descubierto la vulnerabilidad en que se encuentran las mujeres dentro del Incoop ante denuncias de esta naturaleza y la impunidad ante los acosos sexuales.