Sol, la joven comisaria

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Durante el proceso de preparación de los animales es normal ver a hombres trabajando. Son los comisarios. Cuando, entre ellos, observamos a Sol Parejon, de 19 años, trasladando al ganado en la pista, quedamos sorprendidos y quisimos conocerla.

Ver a una chica trabajando en medio del ambiente ganadero rompe los esquemas y prejuicios que se puedan tener. Definitivamente, este mundo dejó de ser exclusivo de hombres.

Sol no sabe explicar exactamente por qué siente tanta pasión por la vida ganadera, pero nos cuenta que, desde que tiene memoria, todos los años asistió a La Rural. “Todos los años le 'rompía' a mi papá pidiéndole que me traiga a la Expo”, dice entre risas. Su padre es ganadero, pero no es aficionado a las competencias de la Asociación Rural del Paraguay (ARP).

Ni bien fue un poco más grande, se enteró de que Ramiro García, un amigo de su papá, era comisario general de la ARP. “Como era conocido nuestro, le pedí una oportunidad”, recuerda. Así fue como Sol se metió de lleno al oficio del comisario, bueno, en su caso, comisaria.

Si se está preguntando cuáles son las funciones de un comisario de la Rural, le contamos que Sol Parejon tiene asignado un galpón en el que se instala un grupo de animales bovinos. Ella debe hacerse cargo de atender a los animales en todos los sentidos mientras están en la Expo. No es la única chica: hay varios jóvenes, tanto varones como mujeres, que son convocados para colaborar en los días de intenso trabajo que implican la realización de la feria.

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Momentos antes de hablar con ella, observamos a Sol mientras llevaba a un ejemplar de toro hasta la báscula. Mientras la menuda joven caminaba al lado del animal, era inevitable para nosotros pensar en la peligrosidad a la que se expone, en caso de que el animal reaccione de alguna manera. Reconoce que el peligro existe, pero nos responde con gracia: “Como dicen, sarna con gusto no pica. Sé lo que me puede llegar a pasar, pero me encanta”, dice.

En su caso, Sol es hija de un ganadero, pero, según nos cuenta, no todos los jóvenes comisarios son hijos de estancieros. “Hay otros que no tienen e igual les interesa el tema y están ayudando”, comenta. El año pasado, apenas cumplió 18 años de edad, fue su primer año de trabajo. Estuvo en el galpón de árabes. Este año le tocó trabajar en el de la raza Bradford.

Su trabajo consiste en ayudar a los cabañeros, organizar la admisión y, en caso de los rechazos, les explican a los propietarios los motivos de la decisión. También, acompañamos a los doctores en la pista durante los exámenes médicos. En todo momento están en contacto con los animales.

Sol no trabaja solo en la temporada de la Expo de la Rural. El resto del año también hay mucho que hacer, porque se desarrollan las expos nacionales.