El jefe policial expresó que desde su asunción trató de poner orden especialmente en lo concerniente a “exposición al peligro”, protagonizado preferentemente por menores de edad al mando de motocicletas.
El jefe policial recuperó varias motocicletas robadas y también cumplió varias órdenes de detención. Asimismo, disminuyeron en gran medida los robos domiciliarios y de vacunos, según manifestó él mismo.
Mediante tareas de autogestión en dos meses de permanencia consiguió varias mejoras de las dependencias de la comisaría, que estaban muy abandonadas, especialmente los dormitorios, cocina y sanitarios, dijo. Asimismo, señaló que incorporó camas, colchones, y sillas de oficina y para sala de espera, más otros muebles. Por otro lado, armó una huerta modelo de producción de hortalizas y frutillas para el consumo del personal policial.
Mereles, al ser consultado respecto a su remoción prefirió no entrar en detalles pero indicó que su pecado tal vez haya sido el deseo de hacer bien las cosas amparado estrictamente en lo establecido en las leyes. “No me queda otra más que obedecer, salgo por la puerta grande y en cualquier lugar seguiré trabajando de la misma forma si me permiten”, alegó. Indicó que estaría pasando al freezer (sin cargo).
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Varias versiones se tejen respecto al traslado del uniformado. Entre ellas están las supuestas presiones del diputado Tomás Rivas (ANR) y de la intendenta María del Carmen Benítez (ANR). El jefe de Policía Departamental, Comisario Carlos Alberto González, manifestó que él en particular no recibió indicación ni presiones y que la orden provino del director general de la Policía, Luis Rojas.
Agregó que el destituido jefe de comisaría irá a ocupar un mejor cargo en el departamento Central.
