La mujer que conoció de cerca al hombre que gobernó con mano dura el país durante 35 años, abordó aspectos de su relación íntima con el gobernante y dio a conocer detalles del golpe de Estado del 2 y 3 de febrero de 1989, cuyos combates se iniciaron en el patio de su casa.
María Estela "Ñata" Legal tenía 15 años cuando el 26 de agosto de 1960, "de casualidad e inesperadamente" conoció al general Alfredo Stroessner, con quien mantuvo una larga unión sentimental y dio a luz a dos hijas: María Estelita y Teresita. Además, un hijo del corazón, José.
Stroessner falleció exiliado en Brasilia (Brasil), en agosto de 2006, a la edad de 93 años. Aquí el audio y la desgrabación completa de la nota realizada por el periodista Javier Yubi.
Buenos días señora Estela, le saludamos desde ABC Cardinal. ¿Qué tal le fue con el libro que lanzó (“Mi vida con el presidente Alfredo Stroessner”), se vendió bien...? ¿Está preparando ya un segundo tomo...? ¿Cómo está trabajando esta temática de sus memorias?
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Es el primer libro y hasta ahora el único que había editado de mi parte. Tuve mucho éxito. Según las estadísticas de las editoriales, me dijeron que fue hasta ahora el libro más vendido después de “Yo el supremo”, aquí en Paraguay. Me doy por satisfecha de haber escrito.
¿Ya está pensando en un segundo tomo...?
Ya lo tengo todo en borrador, solo estoy buscando la oportunidad para volver a lanzarlo. Sería la continuación y ampliación de “Mi vida con el presidente Alfredo Stroessner”.
Justamente, el golpe de Estado del 2 y 3 de febrero de 1989 se inició en su casa. Usted estaba ahí con sus hijas María Estelita y Teresita. ¿En qué momento se dio cuenta de que se trataba de un golpe lo que estaba sucediendo en su casa?
Yo no puedo decir que desde un inicio me di cuenta que se trataría de un golpe. Yo me di cuenta que algo raro estaba sucediendo, porque por la parte de atrás ellos entraron, había sido. Forzando el portón entraron allí y empezaron a haber enfrentamiento entre las partes. Al escuchar todo eso me llamó la atención, pero aun así no creí que sería en mi patio. Había tantas luces que eran ráfagas, pensé que sería por el día del santo San Blas; que se estaría festejando con una procesión, porque como acá acostumbramos siempre con los cohetes, pensé que era una noche como esa.
¿En qué momento se dio cuenta de que sí aquello era un golpe de Estado? ¿Que los militares apostados en en casa, guardias del Gral. Stroessner, se estaban enfrentando con los revolucionarios?
Y cuando casi ya estaban entrando dentro de mi casa. Yo veía por el patio que corrían de un lado para otro, entonces me di cuenta de que era un enfrentamiento. Pero pensé todavía que podía haber sido que alguien entró ahí queriendo hacer algo raro. La verdad me enteré al otro día.
¿Temió por su vida y la vida de sus hijas en esos momentos?
Sí, claro. Claro, Javier. Yo le escondí a mis hijas debajo de la cama y a mi hijo José, que era pequeño todavía y estaba con un amiguito de visita, le puse en la esquina detrás de la cortina, porque las ráfagas iban rompiendo los blindex de la casa.
Usted se refugió en su pieza, alguien vino, le avisó, la sacó de la casa. ¿Adónde la llevaron?
Cuando pasaron las horas... Yo he visto que un oficial estaba muy dentro de nuestra casa siempre parado ahí... Cuando ya estaba como amaneciendo, alrededor de las cuatro de la mañana, yo pedí salir de la casa con mis hijas. Él dijo que quería pedir a su jefe autorización para que nosotros salgamos. Y bueno, después de un buen largo rato vinieron y nos sacaron de la casa.
¿Al salir, usted vio a muchos soldados muertos en el patio de su casa...?
A ciencia cierta no puedo decirte cuanta gente he visto, primero era oscuro... Ya había cesado el enfrentamiento. Ya había terminado, practicamente el general estaría renunciante. Yo no se a qué hora precisamente él renunció, porque nosotros estabamos en la casa sin luz, en la oscuridad total. Y al no tener luz no podíamos saber lo que estaba pasando afuera.
¿Dónde se veían esos cadáveres que me había comentado anterioremente usted vio al salir de su casa?
Y allí se veían. Se veían por el enfrentameniento no se cuántos habrán muerto, pero murieron muchas gentes de ambas partes creo, no sabría decirte yo no conté cuanta gente murió, por Dios...
¿Y una vez sucedido el golpe usted volvió a contactar con el Gral. Stroessner o ya no?
Siempre, siempre. Acordate Javier que nosotros tenemos hijos en común y él nunca nos abandonó, jamás. Imaginate que el golpe de Estado, como se llama hoy día, se inció en mi casa, porque él estuvo saliendo de mi casa hacía tres o cuatro minutos y qué te dice eso.
¿Alguien le avisó que iba haber un golpe o él salió en su horario normal? ¿Se sabía algo?
Nosotros podíamos haber sabido algo, pero como en años anteriores se decía tantas cosas siempre... Se decía, podía ser que él lo había tomado como algo que circulaba nada más. Él esa noche no emitía ninguna preocupación, no estaba inquieto, yo lo he visto muy normal conversando con sus hijas.
En ese tiempo no había celular ni las posibilidades comunicacionales de hoy día. ¿Cuánto tiempo después usted volvió a hablar con el Gral., ya estando él en Brasilia, seguro?
Si, ya cuando estuvo en Brasilia. Esa noche cuando el llegó, creo que al Comando en Jefe ya perdí contacto con él. Después cuando él se fue del Paraguay y estuvo instalado en Brasilia, en su exilio, volvimos a hablar. Y hablamos siempre, siempre. Eso puedo destacar que él nunca nos dejó, ni a sus hijas.
Yendo al plano personal. Usted era muy jovencita cuando se conoció con él. ¿Cómo fue eso? ¿Fue amor a primera vista? ¿Cómo fue el relacionamiento, como se acercó a usted?
Ya conté eso en mi libro... que había ido a visitar a una prima y que él estaba ahí de visita con otros generales. Ahí, él parecía que era curioso de la gente, preguntó por mí, quien yo era y ahí me presentaron. Pero como él me triplicaba en edad y era quien era yo no le di mucho valor al saludo. El se quedó (encantado) conmigo y volvió a preguntar en reiteradas ocasiones. Pasó el tiempo y después me preguntaron si podía escribirme una carta; me escribía cartas y así empezaron las relaciones, muy paulatinamente. Y después cuando he visto que él se interesaba tanto en mí yo también empecé a interesarme. Eso quiere pasar siempre, Javier, verdad (risas).
¿Y usted estuvo emanoradísima del General?
Síiiii... Imaginate cuantos años de convivencia. Si no hubiera sido así, no hubiéramos estado tantos años juntos. Y, además, tener tres hijos en común. Nosotros hicimos una vida de familia. Éramos una familia sólida, fuerte. Nos queríamos mucho.
¿Y qué le decía Stroessner en esos momentos cariñosos en que estaban solos, cómo se expresaba, porque se le veía como un hombre muy duro, muy fuerte con órdenes estrictas, pero ese lado humano, sentimental...; cómo la trataba a usted?
Sinceramente puedo decir que ese lado que la gente afirma que él era un hombre duro yo no lo conocía a él. Esa persona yo no conozco, realmente. Él era como un padre de familia, que nos atendía, que se interesaba por la casa, por mí, por sus hijas. Yo no conocí el lado duro de él. En casa él era un hombre muy jovial.
¿Había algun plato especial que usted cocinaba para agasajarlo, él le hacía algun regalo lindo que a usted le gustaba?
Él era muy obsequiso. En las fechas, con los cumpleaños, Navidad y todas las fechas que anteriormente se tenía en cuenta, él también llevaba en cuenta. El era muy gentil, caballero, atento. Ya te reitero que si no hubiera sido así, yo no hubiera estado tantos años con él.
Usted sabía, en ese tiempo se comentaba, que él tenía muchas novias; que le gustaban las chicas jóvenes y todo eso. ¿Usted sabía o no?
Y a él le gustaba que se le haga la propaganda (risas). La única que no le hacía la propaganda era yo. Yo le mataba sus sueños.
¿Alguna vez cuando él estaba nervioso, no le salían bien las cosas, en su carácter e Jefe de Estado recibía a Presidentes, Príncipes y auoridades, qué comentaba? ¿No se acuerda de algun tema internacional que le haya disgustado?
Él, realmente, puedo decir, que su cualidad era el autocontrol. Él tenía mucho control de sí mismo. Por eso te dije anterioremente yo no le conocí el lado fuerte, duro, que la gente menciona. El era un hombre que tenía autodominio y no salía de sí facilmente. No se dejaba llevar por sus emociones, era un hombre bastante controlado. Así que muy pocas veces yo me puede enterar de cosas que no salían bien.
Tampoco salía nada en la prensa...
Él tampoco trascendía nada. Era un hombre bien en todos los sentidos.
¿Y usted no recuerda haberle preguntado: 'Pero, general...'? ¿Usted como se dirigía a él...?
Bueno, yo no lo trataba con la jerarquía que el tenía. Yo le trataba con su nombre.
¿Nunca se le ocurrió preguntarle: 'pero, Alfredo están diciendo que hay desaparecidos, que hay torturados, que muere la gente'?
No, no. Nosotros esos temas no lo abordábamos, estábamos tan en familia que vivíamos nuestra vida...
Usted tampoco se enteraba mucho de eso...
Tampoco. Yo vivía, vamos a decirlo, en nuestro mundo. Yo te agradezco mucho, Javier, por esta oportunidad que me estás dando para hacer conocer al país lo que él era dentro de la casa.
¿Qué es lo mejor que recuerda de él y de repente si tuviera que decir este lado no me gusta...? ¿Qué sería lo mejor y lo peor del Gral. Alfredo Stroessner?
Lo mejor te puedo ennumerar muchísimas cosas. Y como toda persona habrá tenido también su lado, vamos a decir, oscuro. Pero yo desconozco ese lado oscuro, porque nosotros vivíamos un mundo muy agradable, en armonía. Entonces, muy poco pude darme cuenta de las cosas de él que no estaban bien en él.
En el exilio... ¿Qué decía, estaba resignado a su suerte, asumía, aceptaba estar en esa situación?
Sí, sí. Muy bien, tranquilo.
¿Quería volver?
Sí, mucho. Quería volver. El decía que todo paraguayo debe estar en su tierra.
