Un cumpleaños especial

El suboficial Víctor Martínez, quien quedó con graves secuelas a consecuencia de la explosión de una bomba dejada por el grupo criminal EPP, recibió la visita de sus camaradas, que le llevaron víveres a modo de agasajo por el día de su cumpleaños.

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El oficial 1º Hugo César Romero Sánchez y el suboficial ayudante Víctor Manuel Martínez fueron los primeros en llegar a la estancia del ganadero Fidel Zavala la tarde del 15 de octubre de 2009. Ambos efectivos cumplían funciones en la comisaría de Hugua Ñandú y acudieron al establecimiento luego de que se les alertara de que el grupo criminal EPP había irrumpido en el caso principal y se llevó al empresario.

El grupo criminal se movilizó rápidamente y demostró gran entrenamiento para asestar el golpe. Una vez que capturaron a Zavala, lo obligaron a subirse a su camioneta y a bordo de ella tomaron rumbo norte, siguiendo el camino que lleva a Rancho Z, propiedad del ganadero. La camioneta llegó a Rancho Z y quedó abandonada a unos 10 kilómetros antes de llegar al establecimiento de Fidel Zavala. El punto donde descendieron era el inicio de una picada apenas visible. Se encontraron algunos rastros de pisadas en el lugar.

Al localizar la camioneta del secuestrado, Romero y Martínez intentaron acercarse. El suboficial intentó abrir la puerta y en ese momento estalló una granada, cuyo seguro estaba preparado para saltar, habilitando el percutor. Era el inicio de una nueva modalidad de ataque del grupo criminal. La granada explotó y las esquirlas se esparcieron con violencia en el lugar. Víctor Martínez recibió un trozo metálico en la cabeza, perdiendo parte de masa encefálica. Romero sufrió heridas superficiales.

El oficial Hugo Romero intentó auxiliar a su compañero, pero al tomar conciencia de la gravedad de sus heridas se dirigió, totalmente ensangrentado, al establecimiento Isla Yovái, en busca de auxilio. Ambos policías fueron trasladados hasta el centro de salud de Hugua Ñandu y luego hasta Asunción.

La recuperación de Martínez llevó varios meses, durante los cuales su vida estuvo en riesgo constante; sin embargo, consiguió sobrevivir, pero las secuelas que quedaron tras la explosión fueron permanentes. El suboficial quedó postrado en una cama y con secuelas irreversibles.

Este sábado, el efectivo cumplió 31 años y por eso sus camaradas decidieron visitarlo. El grupo de camaradas que fue a visitar al suboficial Martínez realizó una colecta entre todos y con el dinero reunido compraron víveres, pañales y varios elementos que son de necesidad para su compañero. Además, llevaron bocaditos y una torta para agasajarlo. Él respondió con una sonrisa en la cama en la que se encontraba, mientras le cantaban el “Feliz cumpleaños”.

Además, ayudaron a renovar la cédula de Martínez y llevaron una remera con la inscripción “Fuerza, Víctor”, la misma que la promoción 2006 de la Academia de Policía utilizó en el torneo de Santa Rosa que se realizó en la ciudad de Concepción.

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